Con actividad ininterrumpida la plaza de toros de Acho, catedral del toreo en América, celebra hoy 30 de enero sus 255 años de vida en el corazón de la fiesta brava del Perú. La más antigua de América y tercera en el orbe taurino, una Dama que fue y es parte sustancial de la historia de la capital, no sólo de la historia taurina, tanto como que Lima es en sí misma el centro de la historia de nuestro país. 255 años palpitando en el corazón de una ciudad que cuenta con 470 son argumentos suficientes para resistirse a sucumbir y erguirse hermosa y orgullosa de cara al sol.

El viejo coso, enclavado en el castizo barrio del Rimac y declarado Monumento histórico de Lima, hoy la tercera plaza de toros en antigüedad del mundo, después de La Maestranza de Sevilla y la de Zaragoza, se inauguró el año 1766 gracias a la iniciativa de don Agustín Hipólito de Landáburu, quien obtuvo el permiso para su construcción del virrey don Manuel de Amat y Juniet. De esta manera, Acho se inscribía como la primera plaza firme de toros construida en América, consolidándose como el escenario definitivo de la fiesta de toros en Lima luego de 2 siglos en los que la lidia de toros se realizó en el marco de las plazas públicas, entre ellas la Plaza Mayor de Lima.
La primera corrida realizada en la entonces denominada plaza firme del Hacho se verificó, aun pendiente la autorización para su construcción del Rey de España Carlos III, el día 30 de enero de 1766, de acuerdo con la investigación del Doctor Aurelio Miro Quesada, destacado intelectual peruano, ex director de El Comercio, diario decano de la prensa nacional, cuyo amplio y profundo trabajo al respecto esta incluido en la recopilación de sus escritos que con el título de ‘Temas Taurinos’ se publicó en Lima el año 1997.
El cartel inaugural de la plaza anunció a los espadas peruanos Pisi, Maestro de España y Gallipavo en la lidia y muerte de toros de la Hacienda Gómez de Cañete, propiedad del constructor y asentista de la plaza don Agustín Hipólito de Landáburu, quien en la fecha ejercía asimismo el cargo de Alcalde la ciudad.
Desde entonces y hasta la fecha, Acho ha sido testigo de la evolución del toreo en el Perú y en su ruedo se han visto a los más notables toreros nacionales, durante el siglo XVII y XVIII, que implantaron suertes y lances originales que constituyeron una tauromaquia auténticamente nacional. Ya en el siglo XIX y gracias a la influencia de Bonarillo vio instituirse la corrida formal a la usanza española.
En el siglo XX , el antiguo coso del Rimac ha visto cruzar su arena a los mas grandiosos intérpretes de la tauromaquia moderna…y como dice el vals limeño ‘…no ha habido un buen torero que a mi ciudad no vino’. Baste señalar a José Gomez Ortega, Gallito, Juan Belmonte, Rodolfo Gaona, Fermín Espinosa, Armillita, Manuel Rodríguez, Manolete, Carlos Arruza, Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez, Paco Camino, Santiago Martín, El Viti, Manuel Benítez, El Cordobés, Paco Ojeda, José Mari Manzanares, Espartaco, Enrique Ponce, José Tomás, El Juli, Miguel Ángel Perera, Iván Fandiño, Daniel Luque, Andrés Roca Rey o Joaquín Galdós, entre otros. Hoy la plaza, cuya propiedad fue cedida, entrado el siglo XIX, por los herederos de su original propietario a la actualmente denominada, Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, luce majestuosa y recia ante el paso de los años, adaptada a las demandas de la época, luego de la remodelación que en 1945 redujo su ruedo de 90 a 60 metros y amplió su aforo de 6.300 a 13.700 espectadores, y a la espera de la sensible y rigurosa afición limeña y a un nuevo serial en el que su historia se verá aún más enriquecida.
La Feria del Señor de los Milagros
Faltan apenas unos días para que dé comienzo la más postinera feria taurina de América: la Feria del Señor de los Milagros. Como su nombre indica, la feria limeña debe su nombre al patrón de la ciudad desde que en 1946 se instauró, luego de una sostenida campaña desplegada por don Manuel Solari Swayne, Zeñó Manué, en el diario El Comercio y en la página taurina que dirigía con tanta dedicación y acierto, en la que sugería la institución de una feria que se sumara a las celebraciones del patrón de la ciudad y mejor aprovechara las nuevas dimensiones de la plaza que hacían propicia la realización de corridas de la máxima categoría. La Sociedad Explotadora de Acho, que había remodelado la plaza, y que tenií al frente al ganadero don Fernando Graña, acogió la idea con entusiasmo y la hizo realidad en los meses de octubre y noviembre de 1946, anunciando un cartel extraordinario compuesto por Manuel Rodríguez, Manolete, Domingo Ortega, Fermín Espinosa, Armillita, Luis Procuna y un representante de la coletería nacional, Alejandro Montani. Durante el ciclo, compuesto por 6 corridas de toros, se lidió ganado mexicano procedente de La Punta(2), Matancillas, Zotoluca y Xajay, y un encierro nacional de Huando.
La corrida inaugural que le dio partida de nacimiento a la hoy célebre feria se realizó el 12 de Octubre, y a plaza llena hicieron el paseíllo Manolete, Luis Procuna y Alejandro Montani para lidiar un lote de La Punta, tarde en la que el mexicano triunfó cortando dos orejas. Esta feria inaugural resultó todo un éxito artístico y económico, lo que aseguró su continuidad, la misma que hoy hace frente a un reto, superar la crítica situación económica y política del país, lo que los aficionados limeños sabrán asumir, como eventualmente ocurrió en el pasado.