Buen inicio tuvo la feria de Badajoz, con una corrida de rejones en la que la mala noticia fue la ausencia de Hermoso de Mendoza. De cualquier forma, en la taquilla no se notó la caída del cartel del navarro y la plaza presentó una gran entrada.
Los toros que envió Flores Tassara tenían un aspecto físico impresionante, rondando todos los seiscientos kilos, peso que no siempre acusaron pues, salvo en momentos aislados, la corrida se movió y se dejó torear. De todos ellos, la mejor tajada se fue a manos de Fermín Bohórquez, con el segundo de la tarde.
Pero lo más destacado en el ruedo llegó de las cabalgaduras y el buen hacer encima de ellas de Andy Cartagena. El joven rejoneador fue capaz de emocionar al público, con un lote manejable pero sin ser los más potables. A sus dos enemigos los fue haciendo a base de consentirles mucho y estar muy encima de ellos.
Con el tercero se lució y llevó la vibración al público montando a Guitarra. Puso banderillas al violín y realizó piruetas en la cara muy ceñidas. En el sexto, destacó especialmente un quiebro con las distancias muy ajustadas del que parecía imposible salir airoso y lo consiguió. Levantó a la gente de sus escaños en varias ocasiones y con su rejoneo de alegría y frescura obtuvo un triunfo rotundo.
Fermín Bohórquez estuvo a un buen nivel con el segundo, clavando con acierto y sobresaliendo en un par a dos manos. También al quinto le clavó otro par, pero éste por los adentros, aunque en la lidia de éste estuvo algo desacertado al principio de la faena. Si hubiera matado adecuadamente, habría cortado más de una oreja.
Abría cartel y feria João Moura (en la imagen) que, con la maestría que le caracteriza, templó de forma magistral al primero. Fue un toro de embestida pastueña, con nobleza, y el portugués basó su faena en el toreo a dos pistas, haciéndolo todo despacio y con elegancia. Pero a la hora de utilizar el rejón de muerte falló como en él es habitual.
Al cuarto le hizo una faena que caló en el tendido, de forma especial al ejecutar dos quiebros ajustadísimos. Esta vez acertó con el de muerte, pero el toro se resistía a caer y de ahí que escuchara un recado presidencial y se escapara la segunda oreja.
FOTOGRAFÍA: AGUSTÍN ARJONA