José Luis Angelino sigue demostrando que el apoyo recibido en México y España no ha sido en vano y ayer cortó la única oreja de la octava corrida de la Temporada en la Plaza México, donde actuaron tres jóvenes mexicanos con sus cuadrillas completas de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros.
El fútbol de Madrid-Osasuna, la final del Campeonato Mexicano que ganó Toluca y la final de la Copa Sudamericana, con los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México, adentro, se robaron a los espectadores y solamente cinco mil butacas, aproximadamente, se ocuparon ayer en la monumental, que, pese a todo ello, permanecerá abierta todos los domingos.
Y aunque éramos pocos, los toreros estuvieron a la altura de la importancia que representa el escenario más grande del mundo, aunque Enrique Espinoza ‘El Cuate’ y Leopoldo Casasola se quedaron en la orilla de conseguir un triunfo.
El encierro de Manolo Martínez, con la presencia justa, cumplió con los caballos y de los seis que se lidiaron, sobresalieron el primero y el de regalo que tuvieron emotividad y recorrido. Los otros cuatro no presentaron problemas aunque sosearon lo mismo que el de Fernando de la Mora que se lidió en quinto lugar.
Angelino dejó de lado la calidad para hacer una faena variada de mucho mérito pues al final su primero se quedaba un poco corto, sin embargo lo templó cuando pudo y lo mandó cuando quiso, por ello su labor que había comenzado muy bien con el capote y las banderillas fue premiada con una oreja tras la magnífica estocada que ejecutó.
Luego ya con su segundo que fue muy deslucido, poco pudo hacer y de todas maneras le volvieron a aplaudir con fuerza el segundo tercio. Poco a poco, Angelinose ha colocado a la cabeza de los toreros mexicanos y sólo detrás de Enrique Ponce quien sigue siendo el máximo triunfador.
Enrique Espinoza ‘El Cuate’ salió presionado después de su primer triunfo y dejó ir dos toros con los que pudo haber triunfado. Quiso estar muy bien y terminó andando mal. Por ello le regalaron un toro con el que por poco deja ir otro triunfo más, aunque afortunadamente de la mitad de faena para adelante cambió su actitud y volvió a emocionar con buenos muletazos, sobre todo por la izquierda.
Pinchó y mató bajo, por lo que la oreja se le esfumó.
Otro que anduvo otra vez muy bien fue Leopoldo Casasola quien acortó terrenos, anduvo valiente y muy dispuesto, aunque sus dos astados fueron los más deslucidos.
Casasola tiene una clara actitud que le ha acercado al triunfo y no duden ustedes que pronto lo llevará a conseguirlo, pues no lo cuesta trabajo hacer el esfuerzo, lo disfruta y se lo merece.
A su primero lo pinchó una vez aunque después dejó una gran estocada y salió al tercio. A su segundo lo levantó el puntillero y tardó en doblar. No le dieron la oreja que pedían para él y le aplaudieron la vuelta al ruedo.