

Mientras este país trata de pensar cómo repartir los panes y los peces que tienen los apenas 16 millones y medio de personas que aún tienen trabajo, entre 42 millones de habitantes, el toreo se mete de lleno en la antología del disparate. Mientras todos los españoles tratan de remar conjuntamente para sobrevivir a la catástrofe histórica de una crisis que nos empobrece y resta soberanía y derechos, el mundo del toreo abre dos frentes. Mientras todos los sectores productivos de este país han tomado hace tiempo dos medidas contra la crisis: reducción de costes de producción y mejora de imagen y comunicación, nosotros hemos tomado la medida de la división. Y sólo nos interesa nuestra urgencia particular y no la importancia del futuro. La imagen de batalla, con insultos graves entre particulares, acusaciones públicas de feo estilo, desuniones absurdas, que tiene hoy el toreo, es la peor imagen que nunca tuvo. La mayor antología del disparate irresponsable.
Hace poco tiempo perdimos Cataluña. Es cierto que sectores de la política animaron a esta pérdida. Pero ni el apóstol más aferrado del toreo puede negar que fue su debilidad social y económica la que creó el caldo de cultivo de la prohibición. Todo lo débil perece ante lo fuerte.Y nunca supimos hacer fuerte el toreo en Cataluña. Este medio está alertando desde hace tiempo de la posible pérdida del País Vasco en lo taurino.Y nadie hace nada. En su día clamamos por Cataluña y nadie hizo nada. Social, política y económicamente la zona de País Vasco Francés y Español (Bayona, Donosti, Azpeitia, Vitoria, Bilbao) está en grave peligro de muerte taurina. Gravísimo peligro. Se suman tres enemigos potencialmente poderosos. De un lado, el antitaurinismo de los políticos gobernantes tras las últimas elecciones. De otra, la ausencia de los públicos a sus plazas de toros y ahora una crisis en donde el dinero privado es temeroso y cobarde y el dinero público no existe.
Bayona perdió el año pasado 370.000 euros de dinero público en sus corridas de toros, en donde ningún día se llegaron a vender más de 4,500 entradas. José Tomáslogró vender, antes, las 10.400 de su aforo. El alcalde decidió dar tres corridas en lugar de ocho, y se le ha convencido para dar cuatro.Esta administración y su sociedad vasco-francesa mira al sur y ve los movimientos de BILDU en Azpeitia, donde se están dando toros por milagro, y Donosti, apenas a 45 minutos en coche, ciudad en la que se sabe que este año habrá toros, pero nada más de su futuro.Los ingresos de Bilbao han bajado en un 20 por ciento el año pasado y se alza la voz conjunta del antitaurinismo.
Este medio pregunta. ¿Qué están haciendo toreros, empresarios y ganaderos para tomar medidas contra esta evidente situación? Nada. Están demasiado ocupados con sus urgencias privadas como para hacer caso y afrontar lo importante. Un ejemplo de este brutal desconocimiento, de una visión irreal de nuestro momento social y económico fue la declaración de un torero afirmando que ellos iban a lograr rebajar el IVA. Qué locura. En un país, el suyo, España, que lo va a subir al 21 por ciento.Ese trabajo, la rebaja del IVA, se debió hacer antes, cuando se podía. Ahora esta subida va a hacer que el 50 por ciento del ingreso por una entrada sea para pagar una fiscalidad y el piso de plaza.Pero eso ¿Qué importancia tiene? Quizá sea mejor escenificar de nuevo Caín contra Abel. Somos grandes expertos en ese teatro racial de la vida.
Las ciudades de Vic-Fezensac, Mont de Marsan y Dax tienen una profunda preocupación por el futuro de esta actividad. Justo al sur del sur, en Cádiz, ruta del glorioso toro, sólo cuatro plazas van a dar toros este año y reduciendo. Jerez, El Puerto, Algecirasy Sanlúcar. Que algún torero, algún empresario o algún ganadero les expliquen a los aficionados qué medidas están tomando ante esta evidente alerta de peligro. Y que nadie vea en esto un alarmismo apocalíptico del sector. Eso nos dijeron hace diez años,cuando alertamos de la pérdida de Cataluña y nadie hizo nada por remediarlo. Sólo describimos una realidad evidente que, o no se quiere ver, o se trata de vivir al margen de ella, o se es incapaz de entender. Pero nadie del toreo puede vivir al margen de esta realidad. Y que quede claro que en Francia y en la mayoría de las plazas no se pleitea por derechos de televisión. Y existe este gravísimo problema.
Y ¿cuál es nuestra actual ocupación? Una urgencia legítima, pero no lo importante descrito arriba. Llevamos dos meses especulando hacia la opinión pública sobre la necesidad de variar el modelo de gestión de la imagen del toreo a petición de un grupo de matadores de toros. Hablar de imagen no es lo correcto. Por derecho, hay que decirle claro al público que se está solventando el reparto de los derechos audiovisuales devengados de las corridas televisadas por Digital Plus. Un asunto privado entre dos partes: toreros y empresarios. Legítimo pero privado. Y que ha desencadenado una batalla sin precedentes en el toreo.No podemos hablar de que se está tratando de la imagen del toreo, la colectiva. Porque, entre otras cosas, nunca el toreo tuvo peor imagen. La peor comunicación, el menor apoyo social. Según encuestas del Instituto Gallup, a la gran mayoría de los jóvenes de este país no les interesa el toreo. Cuando alguien plantee esa batalla, invertir para ese extracto social de futuro, estaremos hablando, de verdad, de lo importante, de la imagen de nuestro espectáculo, de la imagen y comunicación de nuestros toreros y nuestra fiesta.
La imagen del toreo y su comunicación es una cosa y los derechos audiovisuales, otro bien distinto. Uno es inversión y otro cobro. La imagen y la comunicación requiere, en primer lugar, y siguiendo un manual pueril de comunicación, de un mensaje hacia la sociedad.Conjunto ¿Cuál es el mensaje que quiere dar el toreo? ¿Alguien lo sabe? Una vez se tiene el mensaje, se necesita de un plan, una estrategia, una inversión. Sólo así se logra captar adeptos, sólo así se puede conservar y ampliar mercado para que los derechos audiovisuales sean mayores. Sólo así se puede salvar la próxima Cataluña que nos llegue, sólo así se puede ser fuerte en el País Vascoy en otras zonas como Galicia, en donde Pontevedra pronto será una isla.
Que alguien explique esta paradoja. Tenemos los toreros mejores de una generación de jóvenes que deberían haber calado más y mejor en sus contemporáneos. Tenemos la riqueza ecológica más importante de Europay se nos acusa de lo contrario. Tenemos los valores humanos, culturales y tradicionales más evidentes y somos los parias de nuestro propio país. Alguien deberá responder a esto. Todos debemos responder a esto.
Los toreros desean algo legítimo.Tienen como meta tres supuestos (decimos supuestos porque hasta la fecha no han comunicado su plan de imagen o de comunicación del toreo o de los toreros, como tampoco lo han hecho los empresarios o los ganaderos) Uno, controlar repeticiones de corridas, el mercado exterior no pactado con Digital Plus. Dos, un reparto más justo a su legítimo entender, del dinero por derechos audiovisuales (insistimos, audiovisuales, no de imagen) Tres, que en un futuro ellos decidan sus derechos frente a las televisiones y quizá hasta organizarse para producir ellos mismos los contenidos a partir de su imagen. Y si son legítimos y honorables estos deseos, ¿Por qué esta guerra? Por formas, tiempos y quizá, personas ajenas a nuestra realidad.
Hace un año. Quizá hace menos tiempo, la situación social y económica era mala pero mejor. Tuvimos un año para hacer los deberes. Mientras a los españoles se les reducían derechos y logros sociales, sueldos, el toreo no redujo costes. Ninguno. Los costes de las novilladas ya son insalvables. Los de las corridas, las más fuertes, ahí están sus resultados. No se ha logrado un primer paso esencial: el canon cero coyuntural, o un mínimo salvable de los pisos de plaza y más reducción de costes. Ese trabajo era donde lo urgente y lo importante coincidían.Y no se hizo. Y se han acumulado pérdidas que hasta los empresarios que mejor tratan a los toreros han tirado por el torismopara abaratar costes.
Este medio sabe que la mayoría de ellos, públicos y privados, en Francia y España son conscientes de que el torismo sólo es un argumento en el que no creen. Lo toman como una salida que no les garantiza otra cosa que no perder o no perder tanto. Pero no creen en él. ¿Alguien cree de verdad que Casas o Bayona desean esa fiesta? Que tiren de memoria, pasada y reciente quienes piensen lo contrario. Sabemos ya el resultado de esta programación, menos público, menos espectáculo, pero menos pérdidas. Pero esto no es el futuro y lo sabemos todos. Periodistas, toreros, empresarios, ganaderos y público. ¿Porqué entonces esta sinrazón? Por no habernos ocupado de lo importante. Por otra parte, nadie de afuera entiende la sensibilidad necesaria y futura de este espacio llamado toro. Están de paso y a su negocio. Legítimo, pero a su negocio. Y no les toca nada de lo escrito en este artículo. Quizá ellos entiendan correcta su fórmula de paquetes contractuales por derechos, pero no todos piensan así . Y en lugar del debate, se llega a esta situación.
Este medio, cuyo capital financiero nace de su propio trabajo y su mayor o mejor talento, arrimará el hombro como el que más. Tratamos de trabajar, mejor o peor, por el toreo. Y eso nos exige una responsabilidad ingrata que asumimos a costa de posibles desencuentros, pues la situación obliga a argumentar cabalmente nuestro presente. Aquí no hay malos ni buenos. Este, lo afirmamos rotundamente, es un gran mundo de hombres y mujeres. Lo es tan así que todos deseamos ubicar en él a lo más granado que tenemos, a nuestros hijos. Que sigan participando de esta fiesta grande y humana. Es más, nos avergüenzaver el deterioro del talante humano siempre rico y ejemplar de este sector.
Alertamos de los errores que nosotros entendemos como tales y de nuestras carencias como sector en un contexto histórico que demanda generosidad, trabajo conjunto y sacrificio. Atenderemos siempre al interés de quien nos sostiene a todos, que es el público.Pero exigimos al sector que cese una batalla y una guerra que logra dos objetivos: uno, la debilidad máxima del sector, otra su no credibilidad. Y por ende, su fracaso social. Que cese esta antología del disparate.
Somos expertos en preocuparnos, pero no en ocuparnos. Porque tratando de solucionar lo que nos es urgente, nos hemos olvidado de lo importante. Que está descrito en este editorial cuyo interés de la unidad. De todos. Aún estamos a tiempo.
DETALLE: BALDOMERO ROMERO RESSENDI
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