MARTÍN GARCÍA
MADRID (España).Luis y Antonio Domecq son ahora mismo dos rejoneadores rotos por el dolor y el único alivio que tienen son la multitud de llamadas que reciben de compañeros y amigos ofreciendo su ayuda en estos duros momentos.
Los dos hermanos están al pie del cañón y no se separan de sus caballos ni un instante. Tienen que armarse de valor para permanecer enteros y no derrumbarse porque es duro enfrentarse a la visión que ofrecen los ocho caballos más afectados. Los que peor suerte corren son Airoso, un castaño de tres sangres que Luisutilizaba para parar a los toros y Maestro, un hispanoluso con el que el rejoneador jerezano no volverá a clavar banderillas. Ambos necesitan respiración asistida, pues sufren un edema pulmonar como consecuencia de la intoxicación causada por el humo. Les siguen en gravedad Deleite y Coquetón, dos jacas que los dos hermanos utilizaban en el tercio de salida y que sufren fuertes quemaduras y una gran inflamación en los párpados; algo que esta mañana preocupaba a la oftalmóloga especialista que se ha desplazado desde Francia para examinarlos, ya que dependiendo de la evolución existe la posibilidad de que sea necesa io operarlos.
Otros cuatro caballos de Antonio, Óleo, Napoleón, Jabato y Nebli, sufren igualmente quemaduras en distinto grado y es necesario ponerles pomadas regularmente. Además, cada ocho horas, son sometidos a una analítica y según el grado de deshidratación, se les suministra suero.
Marqués , un tordo hispanoluso de la cuadra de Luis es el menos afectado y en breve será trasladado a la finca propiedad de Manuel Vidrié, donde permanecen los dos caballos que salieron ilesos del desastre, Talismán y Oloroso.
Aún se desconoce la autoría de esta barbarie y, según palabras del propio Antonio Domecq, » la investigación será lenta. La Guardia Civil está analizando las muestras que han recogido en el camión, pero aún es pronto para saber nada«. » Nosotros no sospechamos de nadie, porque nos llevamos bien con todo el mundo. Nunca hemos tenido una amenaza, ni un anónimo y no le encontramos explicación. Pero está claro que iban a por nosotros, porque a 200 metros, en otro área de servicio, estaba el camión de Diego Ventura, pero fueron a por el nuestro«.
Los dos rejoneadores habían superado un bache en su cuadra y contaban ahora con un plantel de caballos importantes. Aunque tras esta desgracia, se han quedado casi sin nada. » Los caballos que tenemos en casa –dice Antonio– no están aún para torear y aunque hay que pensar y esperar un poco, lo más probable es que cortemos la temporada, porque nosotros tenemos un nombre y un sitio en el escalafón y no podemos salir a la plaza por salir«. » Los caballos que están ingresados es muy probable que no vuelvan a pisar una plaza, aunque sí esperamos que se recuperen y puedan padrear en la finca o torear en el campo. En cualquier caso, nosotros seguiremos luchando con fuerza e ilusión y mirando siempre hacia delante«.
FOTOGRAFÍAS: MAURICIO BERHO
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