
ALBERTO LOPERA
MEDELLÍN (Colombia).Una completa cátedra del toreo al natural dictó Enrique Ponceante nueve mil aficionados que en tres cuartos del aforo acudieron a los tendidos de la plaza deLa Macarenaen el quinto festejo ferial. El toro “ Altanero” con 460 kilos, negro azabache con el hierro deLa Carolinafue bravo por un solo pitón: el izquierdo. En ese terreno, con la distancia justa y la técnica de un maestro consumado, la afición de Medellín supo recibir las enseñanzas de bien torear por naturales! Sí, por naturales de verdad! Corriendo la mano con perfección para no dejar enganchar la brava embestida del toro en la muleta prodigiosa del valenciano.
Faena larga, entregada, emocionante, toda con la mano izquierda. Y no cortó las dos orejas por culpa del rozetero que colocó la divisa ganadera en todo el hoyo de las agujas. Y de qué tamaño, más parecía una pandereta adornando el morrillo, y fue allí en semejante rozeta donde se clavó inicialmente la espada.
Después de pasear una oreja triunfal, los aficionados a los gritos de torero…torero! Le obligaron a dar otra vuelta más bajo una lluvia de flores. Entretenido encierro de Santiago Uribe Vélez, el hermano del señor Presidente de la república, trajo una corrida de aceptable presencia e interesante juego, dos de ellos – cuarto y quinto- bravos, nobles y uno de ellos premiado con la vuelta al ruedo.
Y fue precisamente el quinto – segundo de Sebastián Castella – el que recibió los merecidos honores de la vuelta. Gran toro perfectamente entendido por el diestro francés quien le prodigó una faena tan entregada y emocionante que la música no paró de sonar hasta el momento de la estocada, que entre otras cosas fue perfecta.Con las dos orejas paseó triunfal el redondel recogiendo ramos de claveles multicolores, que por eso es Medellín la ciudad de las flores y la eterna primavera.En su primero inició con seis estatuarios mirando la arena y sin mover un los pies. Faena a media altura – así era la embestida del carolino – finalizada de gran forma, sin embargo no quiso el toro doblar y al usar el descabello en dos ocasiones las orejas se cambiaron por una fuerte ovación.
No fue la tarde del colombiano Cristóbal Pardo, su primero de cuello muy corto, le costaba trabajo seguir la muleta y encima lo atravesó con la espada. En el último todo fue bien con capote y en la colocación de tres emocionantes pares de banderillas. Y hasta ahí duró el toro, se paró en la muleta, y al torero se le paró la puntería con la espada hasta escuchar dos recados de la presidencia.
RESUMEN – Feria de La Macarena, quinta corrida. Tres cuartos del aforo. Toros de La Carolina, de aceptable juego, el quinto premiado con la vuelta al ruedo. Enrique Ponce, palmas y una oreja. Sebastián Castellaovación con saludos, y dos orejas. Cristóbal Pardo, palmas y silencio.