Memorable arranque de la feria de Latacunga
Resumen de la primera de Latacunga I FERIA.TV
JUAN CARLOS SABAY > Latacunga (Ecuador)
Llegó, vio y conquistó. Excelso. Enrique Ponce sentó cátedra sobre el barrizal del coqueto ruedo de Latacunga. La feria ecuatoriana arrancó con todo en contra desde el cielo, por la persistente lluvia, pero viento en popa en lo artístico. El valenciano cortó los máximos trofeos del tercero, al que se llegó a pedir el indulto y se premió con la vuelta al ruedo, de Huagrahuasi. No se quedó atrás el otro contendiente de este primer mano a mano y Roca Rey salió también en hombros después de desorejar sin contemplaciones a sus dos astados.
Lo de Ponce en el tercero, fue cosa de locos. Había comenzado a la verónica. Los delantales, con máxima suavidad, en el quite a un toro algo aquerenciado, pero con bondad máxima. Empezó su labor en el último tercio por doblones, amagó entonces con rajarse el animal por dos veces. Tomó vuelo la faena al natural, reunido, encajado, trayéndose el toro a la cintura. Embistió con cadencia el astado. Volvió a la derecha y eclosionó el trasteo. Excelente toreo en redondo. Rubricó su actuación con unas poncinas marca de la casa. Faena de peso, mérito e inspiración al servicio de la afición ecuatoriana. Hizo la suerte suprema y se partió la tizona, por lo que lo despachó al segundo golpe de verduguillo. Dos orejas y rabo sin discusión.
Poco le importó a Roca Rey la vuelta de la lluvia mediada su faena. Dos orejas paseó de su primero, un animal noble que se vino a menos de Triana. Lo había toreado por verónicas y chicuelinas en el saludo para combinar luego saltilleras, tafalleras y gaoneras en el quite. Muleta en mano, el animal mostró más profundidad y entrega por el derecho. Lo toreó con profundidad por ahí Roca Rey. Se lo paseó muy cerca, dejándose llegar los pitones. Menos rotundidad al natural, momento en el que el peruano puso lo que faltaba al toro con arrucinas y ceñidos cambiados por la espalda. Enterró la espada entera para asegurar la Puerta Grande.
Espoleado por el faenón de Ponce, el peruano no bajó el pistón pese a tener la salida en hombros asegurada. Prologó su faena con estatuarios de infarto, que abrochó con el pase del desprecio y otro más, bueno, de pecho. Metió bien la cara el animal y se empleó, aunque le faltó una brizna más de fuerza. Supo entenderlo Roca Rey, que le tomó la distancia y terminó de meterlo al canasto en la segunda mitad de un trasteo que tuvo como pilar el toreo en redondo. Terminó entre los pitones en un final volcánico en el que se sucedieron circulares, toreo al natural por la derecha sin ayuda, luquesinas y unas bernadinas milimétricas. Atacó sin fallo con la espada y otros dos trofeos a su mano.
Previamente, Enrique Ponce cortó la primera oreja de la tarde en Latacunga después de firmar una faena soberbia, a la que sólo el pinchazo inicial, privó del doble premio. Se abrió de capa con una buena serie de verónicas, que remató con dos medias. Hubo quite por chicuelinas rematado con una bella larga cordobesa. Se dobló por alto en los primeros compases, buen trincherazo y largo, el de pecho. Cuajó al de Huagrahuasi, bueno por ambos pitones, dejando tandas largas en redondo. Hondura y profundidad al natural, también se entregó por ahí el burel, con recorrido. Circulares invertidos, muy jaleados, para rematar el trasteo.
|