MUNDOTORO
MADRID (España). El octavo trabajo de análisis de la temporada 2000 hemos querido dedicarlo a analizar, de forma pormenorizada, la temporada de los dos toreros que más pasiones levantan entre los aficionados e la actualidad. Por la importancia y el peso que tienen José Tomás y El Juli en el momento actual de la fiesta de los toros, no creímos conveniente incluirlos sin más en el análisis de la temporada de los 30 primeros espadas del escalafón. La diferencia en el número de festejos estoqueados por los dos matadores hace casi imposible realizar una comparación cuantitativa de sus campañas, por lo que se han tenido en cuenta otros parámetros.
Para comenzar el análisis queremos valorar los números totales de ambas temporadas (GRÁFICO 1), teniendo en cuenta el número de festejos, trofeos y toros lidiados entre otros datos. Lo primero que cabe señalar es que El Juli ha sumado casi el doble de festejos que José Tomás, lidiando por ello también el doble de toros que éste. En cuanto a la categoría e importancia de las plazas en las que han tenido lugar estas corridas de toros, vemos que El Juli ha actuado en 17 ocasiones en plazas de primera mientras que José Tomás lo ha hecho en 9 tardes. En cambio, la diferencia es mucho menor cuando comparamos los paseíllos acaecidos en plazas de segunda categoría porque tan sólo difieren en 14 festejos, a favor de El Juli. En el caso de Francia, ambos espadas han sumado el mismo número de tardes. Las plazas de tercera categoría también han sido poco visitadas por José Tomás por lo que la diferencia con respecto a El Ju
i es de nuevo muy llamativa.
Comparativa por trofeos
La segunda lectura que se puede realizar en el GRÁFICO 2 es la referente a los trofeos obtenidos por ambos. El Juli ha logrado un total de 209 trofeos (orejas más rabos), lo que supone el 32 por ciento de los posibles, teniendo en cuenta que ha lidiado 217 toros y por tanto podría haber conseguido un total de 651 trofeos. El 9 por ciento de los trofeos los ha logrado en plazas de primera categoría, el 40,2 % han sido logradas en plazas de segunda y el 45 % en plazas de tercera, restando un 5,7 % que corresponde a Francia. El porcentaje total es algo menor en el caso de José Tomás, puesto que los 96 apéndices sumados suponen un 28,5% de los posibles, ya que ha lidiado un total de 112 toros y por eso podría haber obtenido 336 trofeos. El 20,8% de estos trofeos los ha obtenido en plazas de primera categoría, el 61,5% son de plazas de segunda, el 5,2% en plazas de tercera y un 12,5% corresponden a las plazas francesas. Es menester resaltar en este
apartado que el elevado número de trofeos obtenidos en plazas de primera por José Tomás se debe, principalmente, al éxito obtenido en sus actuaciones en la plaza de Barcelona, una plaza en la que ya es un auténtico ídolo y en la que ha logrado 14 orejas y un rabo, casi la totalidad de trofeos que suma en plazas de primera.
Otro dato relevante es el relativo al número de avisos escuchados a lo largo de la temporada. Mientras que en el caso de José Tomásson 28 los avisos totales, lo que supone que ha escuchado un aviso en el 25% de los toros que ha lidiado, para El Juli tan sólo han sido enviados 2, por lo que habría escuchado un aviso en menos del 1% de sus toros.
La corresponsabilidad de la temporada
Los GRÁFICOS 3 y 4 representan sin más la corresponsabilidad en la temporada de los dos espadas y el número total de corridas de toros celebradas durante esta campaña. Hemos querido comparar los datos de la temporada 99 y la del 2000 y vemos que, en ambos casos, el porcentaje de festejos en los que han actuado estos diestros es menor en la última. Este dato resulta totalmente lógico puesto que el número de corridas de toros ha disminuido en el 2000 y por tanto también debía disminuir su número de actuaciones. Si comparamos a los dos espadas podemos ver que, en los dos años, El Juli está presente en un porcentaje mayor de festejos, participando en el 13,2% de los festejos de 1999 y en el 10,5% de las corridas del 2000. Para José Tomás -como ya hemos señalado- los porcentajes son menores, correspondiéndole un 6,4 % de las corridas de 1999 y un 5,5% de las del 2000.
La intensidad de sus temporadas
La quinta de las gráficas que hemos elaborado a partir de los datos de la temporada 2000, representa la intensidad y la duración de la temporada de ambos espadas. En un primer vistazo se puede observar que la temporada de El Juli es más larga que la del diestro de Galapagar (GRÁFICO 5). Concretamente, José Tomás inició su temporada el día 2 de abril cuando El Juli ya venía toreando desde el 4 de marzo, o sea, prácticamente con un mes de antelación. En cuanto al final de la campaña, de nuevo la diferencia es de un mes puesto que José Tomás cumple su última actuación el 19 de septiembre (Salamanca) y El Juli el 18 de octubre (Jaén). El segundo aspecto que revela este gráfico es la cantidad de festejos que suman ambos diestros en cada mes del año. La línea que representa la temporada de El Juli se encuentra en todo momento por encima de la de José Tomás, lo que nos indica que el número de festejos en los que ha actu
do El Juli siempre ha sido mayor que el de José Tomás, siendo prácticamente el doble en los meses de mayo y agosto, superando ese porcentaje en el mes de septiembre.
Las ganaderías
Para finalizar el análisis, hemos realizado un estudio sobre el encaste de las ganaderías que han estoqueado estos dos matadores en el año 2000. (GRÁFICAS 6 Y 7). El resultado del cálculo ha quedado representado en las dos últimas gráficas, unas imágenes que revelan también una gran diferencia en este aspecto. Mientras El Juli ha lidiado toros pertenecientes a 14 encastes diferentes, las sangres de las reses de José Tomás no tenían la misma variedad, limitándose a seis procedencias. El mayor porcentaje, en ambos, está compuesto por astados de procedencia Juan Pedro Domecq, aunque en el caso de José Tomás este encaste predomina con mayor autoridad. Completamos este estudio con el siguiente artículo:
‘El Juli ‘versus’ José Tomás (o viceversa)’, por Carlos Ruiz Villasuso
Una interrogante recorre el orbe taurino: ¿Quién es mejor, El Juli o José Tomás? Es una pregunta peligrosamente enunciada, estúpidamente planteada y con un fin sectario. Es la pregunta del no aficionado. Pero es la Madre de todas las Preguntas. Es un interrogante con vicio en su enunciado: un partidario de José Tomás no admitiría nombrar a El Juli por delante. Y viceversa. Este interrogante, cumbre de la estupidez, es la máxima de los separatistas, de los sectarios. Cuando pasen unos años, esta retórica de quién es mejor, perderá su supuesta virtud como la perdió el interrogante de si Belmonte fue mejor que Gallito o si Frascuelo fue mejor o peor torero que Lagartijo. Cuando pasen los años y a los ciegos les llegue la luz de la perspectiva histórica, del quién es mejor, pasaremos al sano y apasionante ‘quién es cada uno’.
Vivimos una época de partidarios de pasión descafeinada, torticera. Vil. Una pasión que sólo pretende adscribirse a un partido (torero) para reafirmar sus propios prejuicios. Los ‘tomasistas’ suelen ser rebeldes. Pero sin la rebeldía del desheredado: bien comidos, bien situados, con poder adquisitivo, gente de sombra. Rebeldes. José Tomás es el rebelde de los bientratados por el contexto social. Una rebeldía paradójica si tenemos en cuenta que las revoluciones suelen llegar de las desesperaciones conceptuales de los desarraigados por la fortuna (Guerrita, Belmonte, Manolete, El Cordobés, Ojeda). Los partidarios de José Tomás, la mayoría, lo son por una cuestión diferenciadora: pretenden liderar la élite. La intelectualidad taurina. Son los partidarios de Mosca y Pareto.
Los partidarios de El Juli no existen. No tienen foro, luego no existen. Están entre el público o son el público. No pretenden ser pretenciosos porque no buscan nada. Sólo apasionarse en cada espectáculo. Luego no se adscriben a ninguna religión por la sencilla razón de que el público, como tal, es ateo de confesión. Al partidario de El Juli no se le puede buscar entre la élite ni la intelectualidad. Es Peter Pan. Un torero de dibujos animados. El hijo que desarían todas o casi todas las madres de todas las españas posibles, el novio que desearían para sus hijas las mismas madres enunciadas, el amigo que quieren tener todos los adolescentes del mundo. Su imagen comunica porque no irrita, no crea salpullidos. Para la élite El Juli no piensa, luego existe. Para la misma élite José Tomás piensa, luego se atormenta.
Estas afirmaciones pesudointelectuales suelen producir salpullidos en la fiesta: afeminan el cotarro. Ni José Tomás es un ser atormentado, ni El Juli un vago de pensamiento. José Tomás no torea como pintaba El Greco ni El Juli es un ilusionista de chistera. No lo son porque si así fuera, José Tomás sería fruto de un defecto o falla (el supuesto tormento de la pintura alargada de Domenikos Theotokopoulos nacía de un defecto en la vista), o sea, una mentira piadosa y El Juli sería tan ilusionadamente falso como la supuesta magia trucadora de Copperfield.
Los partidarios de José Tomás se aferran al ‘antijulianismo’ con la insana intención de añadir un plus a las virtudes de ‘su’ torero. Pero Tomás no las necesita. Este torero incomparable, cuya máxima virtud es torear para los intelectuales desde la técnica más depurada (que se fijen en su estética estoica mientras avanza en sus conocimientos técnicos) no necesita nada, sólo un toro para torear. José Tomás mece mejor el capote a la verónica que con el mismo a la espalda, por muy ceñido que pase el toro. Pero le cantan el ay antes que óle. José Tomás torea más reunido (ceñido) por su colocación, por la forma de presentar la muleta y la posibilidad de matizar en los toques. En un virtuoso del valor que le permite avanzar en la lidia: no es un estilista que improvisa el óle breve sino un torero valeroso que se permite el lujo de clonar conceptos manoletitas y belmontinos. No improvisa, especula, prueba, busca, avanza, matiza, descubre el toreo.
El Juli tiene mucho de José Tomás. Y menos de José Tomás. Y más respecto a José Tomás. No es más largo sino de pilas más duraderas. Como José Tomás, su lance es más puro y profundo que su lopecina. Pero la gente prefiera cantarle lo evidente: prefieren el ‘¡uy¡’ al ‘óle’. Su valor le despeja la cabeza, la libera de pesadumbres y ve pronto al toro, condición bíblica para ser máxima figura. Se sale con los toros a los medios de mil formas, como si tuviera en la cabeza las tauromaquias de Luis Miguel, El Cordobés o la de El Viti. Sí, la de El Viti. Es el torero que mejor y más gana la acción a los toros con la mano izquierda y un estoqueador excelente. José Tomás prefiera torear más cimbreado que acompasado. El Juli abre más el compás. Los dos se rompen. José Tomás prefiere el cite de muleta algo retrasada y más pegada al cuerpo (matiz más observado en el último año) y se ciñe pero los lleva menos a la
cadera. El Juli prefiere engancharlos delante, llevarlos muy por abajo, a pulso y mando y rematar atrás a riesgo de tener que perder o ganar pasos, pero les gana la acción a los toros. El Juli torea profundo con la izquierda.
Con estas condiciones, uno prefiere ausentarse sin terminar y a otro parece que le falte un mes más de temporada para cansarse. ¿Se cansa José Tomás o se atormenta? ¿Tiene El Juli exceso de afición? Ninguna de las dos cosas, o las dos. Qué más da. La ley del libre albedrío, la tolerancia (el buen aficionado es un tolerante de principios: le caben en la cabeza muchos toros y toreros) exige dejarlos en libertad, no podemos secuestrar sus voluntades, dirigir su personalidad. ¿Hay pureza en El Juli o la hay en José Tomás? ¿Y su resulta que la hay en los dos? Quizá lo tenebrosamente cierto es que una respuesta positiva a esta última pregunta no interesa. Puestos de acuerdo todos: los dos son torerísimamente puros, dignos de todo elogio y admiración, se termina la rebeldía de los bien hallados por la fortuna, de los rebeldes de forrados riñones. Adiós a las cofradías y a los adscritos a la élite. Punto final a los intelectualismos de salón. A mí no me
abe ninguna duda: El Juli y José Tomás. Y Viceversa.
Carlos Ruiz Villasuso
Próxima entrega de los análisis mundotoro: Martes, 14 de noviembre. Capítulo 9: El toro (I). Análisis de las ganaderías triunfadoras de la temporada.
Puede consultar el plan de entrega o los anteriores capítulos de este análisis de la temporada en la sección TEMPORADA 2000, en los botones de la izquierda de la página principal (home).