Vicente Barrera, que sustituyó a Enrique Ponce, abrió la Puerta Grande de Valencia después de cortar una oreja a cada uno de sus toros. A su primero muy noble y con recorrido, Barrera le compuso una faena en su mayoría por el lado derecho sin llegar a cuajarlo. En el trasteo hubieron muchos muletazos que apenas dijeron nada. Sin embargo, con su segundo, un toro que cambió radicalmente su comportamiento, Barrera se mostró más firme y relajado toreándolo despacio y aguantando sin moverse los parones y miradas del toro al final del trasteo.
Los dos toros de Víctor Puerto tuvieron características generales, pues ambos sacaron genio y eligieron los terrenos de chiqueros. Su segundo y el picador Francisco Luna protagonizaron un emocionante tercio de varas aunque el segundo puyazo fuera en chiqueros. Luego, el manchego le planteó una faena larga y sin obligaciones, por lo que tuvo que aguantar muchas tarascadas. A su primero le planteó una faena idéntica resultando también bastante deslucida.
El primer toro de Abellán tuvo pocas fuerzas y se defendió mucho, el madrileño tan solo pudo justificarse poniéndose por ambos lados pero sin sacar provecho.
El sexto no se cayó pero tampoco se empleó y llegó con genio al tercio final. Después de una primera serie en la que Abellán obligó y hubo transmisión el toro no quiso más y terminó muy parado. Abellán tan solo pudo estar valiente y decidido.