Bautista, en hombros con dos orejas.
Padilla, oreja y vuelta al ruedo.
Corrida noble pero muy débil de Fernando Peña.
Plaza de toros de Chateaurenard I MUNDOTORO
MICA CRESSENTY > Chateaurenard (Francia)
Juan Bautista ha sido el triunfador de la tradicional Corrida Charra de la localidad francesa de Chateaurenard. Bautista cortó una oreja de cada uno de sus toros, en una corrida de Fernando Peña que adoleció de falta de fuerzas y limitó el balance final del festejo. Lo dio todo de sí la terna, en la que también estaban Juan José Padilla y Román Pérez. El torero de Jerez, que logró una intensa conexión con el tendido, cortó una oreja del que abrió plaza y dio una vuelta al ruedo en el cuarto. Pérez, por su parte, apenas tuvo opción con su lote.
Juan Bautista cortó una oreja del segundo de la tarde. Se desplazó el toro, aunque sin clase y Bautista, que había comenzado su faena de rodillas, logró meterlo en la muleta para ligar tandas notables de muletazos, especialmente sobre el pitón derecho. Arrancó otro trofeo del quinto de la tarde, un toro manejable pero justo de fuerzas como sus hermanos de envío. Lo banderilleó el francés, que invitó a Padilla y lo muleteó después con suavidad y a media altura. Destacó al natural.
Juan José Padilla ha cortado una oreja con fuerte petición de la segunda del toro que abrió plaza. Fue un ejemplar manejable de Fernando Peña, que duró poco. Cuando se paró, el torero de Jerez se echó encima de él y lo muleteó a placer en cercanías. Remató su faena de una estocada. Recibió al cuarto de rodillas y puso banderillas, para iniciar también de hinojos la faena de muleta. Fue un toro sin fuerzas y Padilla sólo pudo intentar, con inteligencia, mantenerlo en pie. El público, cariñoso, le pidió la oreja, pero el Presidente acertó en no concederla y el Ciclón de Jerez dio una vuelta al ruedo.
El tercer toro de Fermando Peña apenas tuvo fuerzas. Perdió las manos varias veces, lo que condicionó su lidia. Román Pérez lo cuidó siempre y logró que la faena comenzase a tomar vuelo a base de suavidad, pero el toro se vino abajo y ya no hubo manera. Menos opciones todavía le dio el sexto de la tarde, que terminó echándose. La gente premió su esfuerzo con una ovación de despedida.
|