Vídeo resumen del final de las Corridas Generales I PLUS TOROS
JOSÉ MIGUEL ARRUEGO > Bilbao
Fue una faena preciosa. Una obra de seda descrita por un torero de hierro. Naturalidad, despaciosidad y hondura. Cadencia, suavidad y encaje de un Fandiño desconocido. Nunca se le vio torear así al de Orduña. Sin un tirón, casi sin toques. Sólo caricias. Frente a un toro que tenía tanta calidad como justa fortaleza, al que había que torear con esa clase y ese pulso para afianzarlo y sacarle su fondo. Una obra grande, artísticamente. La mejor de su carrera y ¿la mejor del abono?, por mucho que el presidente no quisiera, a pesar de la petición mayoritaria, cumplir el reglamento.
Tuvo plaza la corrida de Jandilla. Plaza y hechuras. Largos de viga, estrechos de sienes pero con longitud de pitón, finos y con cuello, el lote de Borja Domecq tuvo además dos toros que emergieron de un variado conjunto. El citado segundo, por su clase, y el que cerró feria, bravo y encastado. El resto se movió en un tono medio salvo el quinto, el peor del conjunto. Urdiales de justificó con varias pinceladas sueltas de su concepto mientras David Mora recogió el cariño del Bocho en su retorno a Vista Alegre.
De todo el sexteto quizá fuera ese segundo el de frente más abierta. Serio y musculado, ya echó las manos por delante en el capote de Fandiño. Pero humilló en los capotes. Por eso lo cuidaron al salir del primer puyazo y sólo lo señalaron en la segunda entrada. Sin probaturas, Fandiño empezó a torear directamente sobre la zurda en dos series de mucho pulso y tacto. Sin violentarlo, casi sin tocarlo, con una gran suavidad, el vizcaíno deslizó la muleta con cadencia y hondura. Hubo parsimonia, naturalidad y armonía. Una faena descrita con gran despaciosidad. Veinte muletazos de ensueño finalizados además con manoletinas de rodillas llevando toreado al toro y rubricados de una estocada corta que necesitó el refrendo de un descabello. Hubo petición mayoritaria, pero Fandiño no es de la cuerda del presidente.
Al colorado quinto, un tren, Fandiño le dio la bienvenida con una larga en el tercio que abrió un saludo de gran decisión. Derrotó por el pitón derecho el animal en los lances del vizcaíno y echó la cara arriba también en el peto. Luego de un inicio de mucha determinación con dos pases cambiados por la espalda el animal volvió a enseñar su desabrida condición derrotando con feo estilo y sin pasar nunca del embroque. Hizo un esfuerzo el torero, muy convencido, y transmitió seguridad pese la nula colaboración del animal. Cerró entre los pitones una faena muy seria, concluida además de una buena estocada.
De mazorca ancha, con la cara para delante, el primero humilló y echó las manos por delante en el capote de Urdiales para, en el último tercio, después de emplearse en el peto, acometer pronto a la muleta del riojano, aunque su embestida no fuera uniforme, sobre todo cuando el torero lo apretaba. Cuando cogió la zurda el toro se lo pensó más y echó la cara arriba en los embroques, y esa tendencia la mantuvo en la última serie con la derecha, antes de que el torero se fuera a por la espada. Saludó tras una buena estocada.
Estrecho, cornidelantero y con alzada el cuarto. Fino y agresivo. Humilló sin terminar de pasar en el capote de Urdiales, que se lo sacó a los medios andándole para atrás. Cumplió sin más en varas y, aunque no tuvo un viaje largo, humilló y transmitió en la muleta de Urdiales en los primeros compases de la faena. Después de dos series con la derecha, fue con la zurda cuando alcanzó la faena su punto álgido en dos series de naturales dando un tiempo al toro entre un muletazo y otro que arrancaron la música. Pero lo atravesó con la espada.
El sobrero tercero, bajo, con cuajo, enseñando las puntas, también blandeó en los primeros tercios, pero luego se desplazó largo y humillado en la primera parte de la faena de David Mora. Se dobló por bajo el toledano y en la tercera serie con la mano derecha logró acoplarse con el animal, que se fue apagando de modo progresivo de mitad de trasteo en adelante. Y su labor no despegó.
Alto el último toro de la feria. Largo, con cuello, de mazorca ancha, reunido de cara. Humilló de salida en el capote de David Mora pero luego de cumplir en el peto esperó en banderillas, donde acometió con fiereza. Su encastada condición quedó de manifiesto en los doblones por bajo del torero de Borox, donde el ‘jandilla’ se movió con fuerza y brío. Repitió humillado, con ritmo y tranco, en las primeras series con la derecha de David Mora, que tuvieron ligazón, hondura y sobre todo se compusieron de cinco y seis muletazos, que las dotaron de entidad. Por el pitón zurdo se deslizó menos y repitió con menos codicia y en su regreso a la derecha la conjunción no fue la misma.
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