El público de San Sebastián se ha divertido esta tarde gracias al buen juego de los astados de San Martín y a la disposición y el buen hacer de los tres actuantes. Después de una serie de tardes en las que el enfado del público era la nota dominante al término de los festejos, hoy la gente ha salido contenta del coso de Illumbe. La corrida de San Martín ha estado muy bien presentada, y ha ofrecido un juego encastado, a excepción de segundo y cuarto, que han desarrollado sentido y han sido complicados y peligrosos.
Miguel Abellán no ha podido lucir con el capote en ninguno de sus dos toros. Sin embargo, con la franela ha manejado las dos manos con guapeza y buen estilo. Con el cuarto de la tarde, el peor del encierro, hizo una faena realmente meritoria, aguantando los parones y las miradas del burel y lo mató de una muy buena estocada.
Antón Cortés, que reaparecía de su lesión en la mano, se lució con el capote en ambos toros. Con la muleta, estuvo mejor en el quinto, donde sacó muletazos muy largos, especialmente con la mano izquierda. Mató de una buena estocada y cortó un trofeo. Con el segundo, apenas pudo esbozar algunos detalles de su particular concepto del toreo, fundamentalmente con el capote.
Serafín Marín recibió a sus dos toros con buenas tandas de verónicas, bien rematadas con sendas medias. En los dos toros, instrumentó lucidas faenas sobre ambas manos, destacando los naturales instrumentados en la faena al sexto toro de la tarde. A sus dos toros los mató de sendas estocadas y cortó una oreja en cada uno.