El tiempo desapacible y el viento siguen marcando el transcurso de la presente edición de la Feria de Burgos. Esta tarde los momentos más intensos corrieron a cargo de Antonio Ferrera en el quinto, un animal al que le colocó hasta cuatro pares de banderillas. Después con la muleta destacó en los remates de las series y por su enfibrada disposición. El mal manejo de las armas toricidas le privó de más premio. Ante el segundo de la tarde ocurrió algo similar. En éste, destacó más en la preparación y ejecución de las suertes que en la colocación de los palos, muy desiguales. Con la muleta, destacó en algún pasaje meritorio, con empaque ante un toro noble que la seguía por abajo. También el mal manejo de la espada maquilló su resultado.
Manuel Caballero comenzó de rodillas la faena al primero, un toro que tenía el defecto de que no humillaba pero que, por contra, se movía. Caballerolo finiquitó de una contundente estocada, tras la cual se pidió y concedió la oreja. Ante el cuarto, que no acabó nunca de romper hacia adelante, no pudo redondear la tarde. En un descuido, el toro lo derribó y estuvo a punto de ser corneado.
Eugenio de Mora no ha tenido mucha opción en la tarde de hoy. El sobrero de La Laguna se paró y el sexto sacó feo estilo y aspereza por el lado derecho y mayor franqueza por el izquierdo. Aun así no era un toro apto para el lucimiento. Lo mató de estocada desprendida y el presidente desatendió una petición de oreja mayoritaria.