ALBERTO LOPERA /
Cali (Colombia).
La única plaza del mundo que despide el año y recibe el nuevo con corridas de toros es Cañaveralejo. Lamentablemente la despedida del 2008 no pasará ni mucho menos a los anales de esta plaza, ni quedará en la memoria de los 16.000 aficionados que acudieron a los tendidos.
Y todo por culpa del pobre encierro enviado por los herederos de don José María Estela, con el hierro de Ambaló. Y decimos pobre, no por su presentación que fue buena y bonita, todos los toros bien hechos, descolgados, armoniosos de cabezas, pero lamentablemente sin fondo. No sirvió ninguno, aunque se tapan los de rejones a lo que no hay que someter en la muleta.
Además con sosería general que terminó contagiando a todo el mundo, a toreros y a los aficionados.
Con tan pobre material poco pudo hacer el colombiano Cristóbal Pardo quien se limitó a » espantar las moscas» y a despachar con efectivas estocadas ambos toros para el destazadero mientras su labor se silenciaba.
Algo similar le ocurrió al debutante mexicano Joselito Adame, joven diestro que llegó a Cañaveralejo precedido con los mejores propósitos, los mismos que se estrellaron ante la nula colaboración de sus toros. Menos mal que anduvo efectivo con la espada y por ello escuchó leves palmas en su primero.
La única oreja de la corrida fue a las manos del rejoneador Joao Moura en el tercero de turno donde hizo una perfecta demostración de dominio sobre su caballo estrella » Belmonte» llevando prendida de costado la embestida, en medio de las ovaciones después de clavar banderillas arriba. Muy certero con los rejones de muerte en ambos toros le valieron largos aplausos.
Plaza de toros de Cañaveralejo.
Séptima corrida de feria. Mas
de tres cuartos del aforo. Toros de Ambaló, bonitos pero mansos en general. Cristóbal Pardo, silencio y silencio. Joselito Adame, debutante, leves palmas y silencio. Joao Moura, rejoneador, una oreja y silencio.
GALERÍA FOTOGRÁFICA DE
MUNDOTOROMÉXICO