Segunda de la Feria Taurina la Antigua
Paseillo de hoy en el coso de ‘Las Cruces’ de Guadalajara I PRENSA PERERA
JOSÉ MIGUEL ARRUEGO > Guadalajara
Miguel Ángel Perera salió en hombros en el segundo festejo de la Feria de La Antigua de Guadalajara después de cortar dos orejas a un buen toro de José Vázquez que parcheó un encierro de poco juego de Torrehandilla. El extremeño sigue su particular cosecha este mes de septiembre en las ferias del cereal y añade este éxito a los conseguidos en Cuenca, Palencia y Salamanca, por ejemplo. Junto a él debió salir en hombros Fandiño pero el palco, una tarde más, volvió a acallar su éxito después de una talentosa faena a un toro de medido fondo. Completó Castella el cartel y la espada le privó de pasear algún trofeo.
El quinto resultó noble y tuvo duración, pero Perera le sacó el fondo en una labor de templado trazo donde volvió a resaltar el manejo de su mano zurda, pitón por donde surgieron series descritas a un tiempo con mando y delicadeza, algunas de ellas al ralentí. Cerró faena en cercanías, se entregó en la estocada y paseó las dos orejas mientras el toro fue premiado con la vuelta al ruedo. Estrecho y reunido el segundo, que también marcó pronto querencia. Perera fue capaz de sujetarlo entre las rayas y sobre todo con la mano zurda corrió la mano con tersura a pesar de la escasa entrega del animal. Se pidió la oreja tras pinchazo y estocada pero luego no le invitaron a saludar.
Cerró plaza un animal dócil pero de escaso empuje del hierro titular con el Fandiño estuvo muy centrado. Todo lo puso el torero, que empujó para delante la acometida del astado con criterio en una labor reposada, cerrada con reunidas bernadinas y una estocada volcándose sobre el morrillo. Se le pidieron con fuerza las dos orejas pero el presidente sólo concedió una. Le faltó fuerza al tercero, pero Fandiño, que lo recibió por gaoneras de salida, lo pulseó con mimo y cadencia. Faena despaciosa, en la que destacaron por su hondura los muletazos al natural. Dos pinchazos y un descabello abortaron la posibilidad de premio.
Abrió plaza un toro aparente pero hueco de raza, que desde el inicio de faena se quiso marchar a la tapia. Castella se cansó de perseguirlo sin poder ligar dos muletazos seguidos. Tuvo más ímpetu y transmisión el cuarto de José Vázquez y la faena de Castella, iniciada en los medios con pases cambiados, de desigual limpieza, dispuesta siempre, llegó al tendido. Pero dos estocadas defectuosas hicieron regresar los pañuelos al bolsillo.
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