En el tercer festejo de feria César Jiménez marcó la diferencia nada más que porque lo tiene claro. Otros están de vuelta y alguno no sabe cómo le saldrá la inspiración. Jiménez dejó muy clarito que quiere ser algo en esto del toreo, y por eso salió a por todas ante los nobles toros de Carlos Núñez, que estaban para todos, pero sus compañeros no pudieron o no supieron sacarles partido.
La faena a su primero resultó bella, inspirada y con algo muy importante, que no fue otra cosa que el meter poco a poco al público en ella, dentro de una labor que siempre fue a más. Todo fue bueno pero la serie de naturales marcó la diferencia junto a un redondo de rodillas por el pitón izquierdo. Pinchazo y dos orejas, que en esta ocasión el presidente no fue capaz de denegar. Una más cortó en el sexto, a base a arrimarse y poner mucho entusiasmo desde los lances iniciales rodilla en tierra.
Manuel Caballero se llevó una fácil oreja pedida minoritariamente, pero con este presidente todo es posible, sea sábado, domingo o lunes. Caballero se quiso gustar pero toreó fuera de cacho y sin arriesgar un alamar. Con el cuarto se perdió en una sosa labor
Javier Conde se fue de vacío, es que no tenía su día, o no estaba inspirado, puesto que toros tenía delante y además que se dejaban hacer las cosas bien. Ya se sabe que estos toreros son así y su parafernalia falla mucha veces.