Muy abierto de sienes, cornivuelto y castaño, el quinto salió algo abanto de salida. Se empleó en el caballo y le dio un buen puyazo Eduardo Noyola. Puso en apuros luego a los banderilleros porque cortaba el viaje. Brindó Fermín Rivera a su subalterno, Felipe Kingston, que había puesto su último par.
Se dobló con el toro en el inicio Fermín Rivera, que luego firmó series con la derecha muy templadas, gustándose ante otro buen toro, noble, de Barralva. También al natural toreó con mucha clase y suavidad en una labor que rubricó con ajustadas manoletinas y que coronó con una estocada en lo alto. Merecida oreja.