Enrique Ponce, Julián López ‘El Juli’ y David Fandila ‘El Fandi’ han vuelto a brindar una tarde para el recuerdo en Granada, sin duda la más completa y brillante de lo que va de Feria. El triunfador numérico ha sido David Fandila ‘El Fandi’,que ha cortado tres orejas y, además, ha abierto por séptima vez consecutiva como matador de toros la puerta grande de la plaza de su tierra. Este chico va camino de convertirse en todo un plusmarquista. En volandas ha salido también Julián López ‘El Juli’, que cortó dos apéndices, y no lo hizo Enrique Ponce, autor de una nueva y auténtica cumbre artística porque marró con la espada.
Sencillamente magistral la faena recetada por el valenciano al cuarto toro de la tarde, brindada al cantaor granadino Enrique Morente y que fue de cante grande. Ponce, que se había tropezado con un primer toro que tuvo guasa, vio compensado su afán de triunfo con un cuarto astado, marcado con el hierro de José Luis Pereda que tuvo boyantía y al que instrumentó una faena plena de duende, cadencia, hondura y exquisito gusto. Fue una faena sentida, con pasajes de enorme belleza, refrendada con cuatro cartuchos de pescao de antología. De haber metido la espada hasta las péndolas seguro que se hubiera llevado el rabo. Le queda para el recuerdo la clamorosa vuelta al ruedo arropado por el cariño de una tierra que ha disfrutado una vez más de este maestro de maestros. Ojalá que sigamos teniendo buen bajío.
‘El Juli’, que también se había tropezado con un primer oponente desrazado, supo darle fiesta al quinto, un toro de enorme clase y bravura, el mejor de la tarde, con el que sacó lo más selecto de su repertorio tanto con el capote como con la muleta. Faena compacta, firme y de mano baja, rematada además con una certera estocada. Muy vibrante el tercio de banderillas protagonizado junto a El Fandi, que volvió a vivirse en el sexto.
El ‘terremoto’ Fandi comenzó a mover la tarde cuando saltó al ruedo el tercero. El granadino hizo toda una demostración de intenciones cuando pegó dos largas cambiadas en el tercio y lanceó con garra. Después vendrían las chicuelinas al paso y de rodillas, el espectacular tercio de banderillas y una faena muleteril larga, honda y profunda en la que supo responder a la excelente condición de su oponente. Lo mejor el toreo al natural. Al que cerró plaza, encastado y un punto bronco supo ganarle la pelea y darle matarile con una sensacional estocada. Todavía le quedan dos tardes. El Fandi suma y sigue.