Ya está aquí la Semana Santa. A hacerle la pascua a Cristo. Yo no sé si soy muy creyente. Pero lo de ese Hombre es de juzgado de guardia. Lo ha visto todo el mundo todas las Semanas Santas desde que el cine es cine. En Ben Hur y en otros cientos de ven que no son de Hur. Y dicen que no hay pruebas sobre quién lo hizo. Eso. A Jesús. Pilatos se lava las manos, los romanos que si son unos mandados y ese (ecce) hombre con la cruz a cuestas otra vez. En Lepeya están peinándose con sacapuntas. En Sevilla todos mirando al cielo para que no llueva aunque haya una sequía del carajo. ¿Y en Madrid? En Madridla procesión de la Borriquita en mano a mano. Dos toreros con la cruz a cuestas de la corrida de Jandilla. Una faena de Fandiño y un via crucis espeso que se hizo más llevadero porque hay fe. O por la fe que tienen Fandiñoy David Mora.
Era tarde de apertura santa del año taurino, con un cartel de recuerdos de taleguillas rotas. Al olor de esa huella, una muy buena entrada en Madrid. La puesta en escena, inmejorable, con Fandiño en la puerta de chiqueros y el capote a la espalda en declaración de intenciones. Y la rivalidad en quites en ese toro. Pero como otras tantas otras tardes deseadas, la corrida se fue diluyendo de la mano de una corrida baja de raza, muy desigual de tipos y peso, con algunos como el cuarto, que dio esperanzas para ser gaseosa y el quinto, que duró más en una faena solida y buena de Fandiño, pero a la que le faltó final porque el toro gastó su fondo. Sólo la espera de los que saben, mitad por el respeto a los dos toreros y en parte porque hubo destellos de Mora y Fandiño, mantuvo la tarde en paz. Pero era tarde de guerra.
Mantiene Fandiño una fe y un valor natural que vale un Potosí y sigue demostrando que es capaz de torear muy bien y encajarse como el que más. Y sigue teniendo David Moraesa visión de torero frágil que no es, revestida de maneras buenas con el capote y una forma de correr la mano personal. Los toreros, como todo artista, han de hacerse creíbles. Pero quizá sea el momento de echarlos a navegar en otras procesiones, en otras peleas que no sean tan juntos tantas veces pues suceden dos cosas: se les suma una responsabilidad que, de salir exitosos, no se sabe si les van a dar más de lo mismo y si, como hoy, el toro no embiste, se quema una ilusión y acaso una novedad. Nadie puede negar que estos dos toreros pueden estar, porque se lo han ganado, en carteles donde la responsabilidad sea compartida con otros de más arriba.
La corrida rompió poco, y cuando rompió, se acabó con la misma prontitud. Sólo uno, el tercero, feo de cara, sacó genio soltando la cara con genio. Pasó por inercia con la cara suelta en el primer pase para luego tirar derrotes feos ante la firma de Fandiño. Sólo ese fue toro de herir, porque el resto no tuvo ni el ay. Abierto de cuerna, de fuerza justa y raza más justa, el primero lo sostuvo por ser pronto el palco y el toro se movió renbrincado y a menos en una faena en la que el de Orduña se puso tan firme como si fuera a embestir. En ese toro se creyó en la tarde, a pesar de todo, pues al saludo heroico a portagayola le sucedió rivalidad en quites, el titular por chicuelinas y por tafalleras Mora.
Pero la tarde se negó a romper. Tuvo buen tranco el segundo, al que David trato de saludar lances rodilla en tierra, pero con fondo y fuerza justas para dejar que Moralo pasara bien con la mano derecha, pero el toro se apagó muy pronto. Eso mismo hizo el sexto, un burraco de más de 600 kilos, sin maldad, que le dejó al torero dibujar un torero inicio de faena, una trinchera y un cambujo de mano de lujo. En medio de esa anodina narrativa, dos momentos buenos, de distinta duración y las dos, insuficientes. El inicio de faena de Moraal cuarto, desde los medios, dejando venir al toro, que se resintió de una tanda larga y otra más para perder empuje de forma escandalosa.
La faena de la tarde fue la de Fandiñoal quinto, toro bajo, hondo, serio y que fue rompiendo para que el torero se la pusiera ya con la derecha en cuatro tandas exigentes, cuerpo encajado de mano baja, de traer las embestidas, de dejarla puesta. Cuatro tandas que necesitaban el final bueno y la estocada para el triunfo, pero cuando el torero se echó la muleta a la izquierda, el toro había consumido la vela. Cumplió con creces Fandiño. Se lidió bien y se mató bien a la corrida y hasta el viento, molestado, enojó menos que esa cruz de corrida que se echaron a la espalda los dos toreros. Alguien dirá que se equivocaron con los toros. En hechuras, puede. Pero Jandilla es una buena ganadería testada en bueno, todo lo contrario a la procesión de la borriquita de hoy. Una cruz.
Plaza de toros de Las Ventas. Más de media entrada. Toros de Jandillay Vegahermosa(2º), desiguales de hechuras. De poco juego. y desrazados en conjunto. El quinto, el más aprovechable, se apagó pronto. Iván Fandiño, silencio, silencio y ovación tras aviso y David Mora, silencio, silencio y silencio tras aviso. Los dos toreros fueron ovacionados al romperse el paseíllo.
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