Gran faena de Morante al cuarto
Garrido estuvo a gran nivel y salió en hombros con el genio de La Puebla
Faena de dos orejas de Morante I IRENE MARTÍN MOYA
IRENE MARTÍN MOYA > Badajoz
Cuando Morante cuaja un toro, no tiene parangón. Incluso los que evocan a maestros anteriores se equivocan, puesto que Morante, sólo, hace historia. Cuando el de La Puebla disfruta, torea para el recuerdo y hace del presente un momento histórico. El porqué está en la composición y en la ejecución. Cuando un animal le permite explayarse con el capote y con la muleta, encontramos una faena única, nada parecida a la de ayer, en la que incluso yéndose el toro, sale un olé. A la par, José Garrido se presentaba como matador de toros en la ciudad que lo vio nacer, rodeado de figuras, y anduvo a un nivel alto, cumplió expectativas e incluso las sobrepasó. Muy a tener en cuenta el extremeño, compartió el protagonismo de la tarde con el genio que desorejó al cuarto y salieron ambos en hombros. Manzanares le cortó una oreja al toro con más calidad de la tarde.
Lio de Morante con el capote. En la tercera verónica se le coló peligrosamente y él enlazó con chicuelinas a ralentí, rematando con una media preciosa, también muy despacio. Luego por verónicas, perfectas. Con la muleta se extendió toreando a placer, lento, con gusto. Hubo un principio de muletazos combinando alturas, muy torero, y un final al natural de muleta muerta. Todo como si el tiempo se detuviera a cada pase y acompañado del deleite del público. Muy venido a menos el toro, que tuvo nobleza, se arrinconó en las tablas y tuvo que sacarlo a los medios donde lo mató de una estocada casi entera sin puntilla. Dos orejas. El primero, cuesta arriba, fue un toro imposible, tobillero, sin recorrido, peligroso, al que Morante le extrajo muletazos notables a riesgo de cornada. Faena corta, de mucha determinación, antes de la estocada efectiva.
Garrido conectó con el público en un quite por chicuelinas en el centro del ruedo. El inicio con la muleta fue muy torero y le siguió una tanda de naturales. Bien estructurada la faena, el toro tuvo poca fuerza por lo que las series no fueron tan ligadas. Le cogió sin consecuencias cuando se acercaba el final de faena, antes del arrimón y los molinetes de rodillas. Falló con la espada y dejó una estocada desprendida. Aunque se le pidieron las dos orejas solo fue concedida una.
Firmó otra faena a tener en cuenta en el sexto. Gaoneras de recibo y un quite por verónicas despacio y encajado. Tras brindarle el toro a Antonio Ferrera, recién operado, mantuvo el nivel con la muleta, comenzando con estatuarios en el centro, toreando muy reunido, y de nuevo estuvo al filo de la cornada cuando se le coló el toro por el izquierdo. El animal humilló pero le faltaron finales a la embestida. Garrido instrumentó bellos naturales citando con el revés de la muleta y finalizó con bernadinas. El único pero, la espada. Mató de media estocada y descabello y paseó otra oreja que le abría la puerta grande.
Rebrincado y sin fuerza, el segundo, estrecho de sienes, tampoco dio opciones. Estoconazo de Manzanares y alguna verónica en el recibo. Manzanares le cortó una oreja al quinto, el mejor hasta el momento. El toro tuvo un buen pitón derecho y le dejó espacio, sitio y tiempo para ligar los muletazos. Dejó media estocada.
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