ANA BELÉN CRUZ
MADRID (España). Los veterinarios se ven sometidos a mucha presión en tardes de tanta responsabilidad como las de la Feria de San Isidro. Existen muchos estamentos dentro del mundo taurino y todos defienden sus intereses produciéndose este tipo de situaciones «Nosotros no tenemos ningún interés, nada más que se cumpla lo que se debe cumplir y lo más cercano a eso es donde debemos llegar. Hoy no es vinculante nuestra decisión,afirma José Manuel Durán. Nosotros mandamos un informe al presidente y él es el que toma la decisión. Madrid tiene la ventaja hoy por hoy de que entre los equipos presidenciales y veterinarios hay bastante afinidad y de que el criterio de todos los veterinarios es bastante ecuánime». Aunque la función principal del veterinario de una plaza de toros termina cuando el toro salta al ruedo, el asesoramiento durante la corrida es fundamental sobre todo en lo relativo a las devoluciones, algo bastante habitual en Madrid, «la decisión de devolver un toro, la toma el presidente aunque pide opinión al asesor veterinario que le aconseja. Hay que ser muy riguroso pero al mismo tiempo tener las ideas muy claras y dar tiempo al toro para ver si es recuperable o no es recuperable. No se pueden tomar estas decisiones de forma acelerada –asegura Durán -. Hay que defender al público que es el que mantiene la fiesta pero no por eso se va a tirar un toro que vale uno o dos millones de pesetas. Hay que ser justo».
Y es que no debemos olvidar que la responsabilidad del presidente de la corrida es muy grande y «nosotros, los veterinarios procuramos que todo salga lo mejor posible y que no haya los desastres que están ocurriendo en otras ferias».