Curro Díaz ha cortado dos orejas al cuarto toro del festejo celebrado este sábado en Herencia (Ciudad Real). El torero de Linares se ha llevado la tarde por su asolerada torería y su acusada personalidad manejando las telas con el animal de mejor juego de un encierro de Castillejo de Huebra cuyas buenas hechuras no se correspondieron luego con su comportamiento, pues los ‘murubes’ salmantinos carecieron de casta y fortaleza. Tendero cortó otra oreja del sexto fruto de su constancia mientras Palacios quedó inédito con el peor lote.
No le sobró la raza ni tampoco la fuerza al primero, toro manejable que protestó por las mermas antes apuntadas. Curro Díaz plasmó muletazos de gran belleza, sin continuidad por la condición del animal, pero preñados de estética. El descabello le alejó del trofeo.
Corniapretado, con más cuajo, el cuarto tuvo nobleza aunque le faltara el último tramo del muletazo. Curro Díaz suplió las carencias del cornúpeta en una faena hermosa, dando tiempo al animal, llenando la escena con esa manera de entrar y salir de la cara del toro que ni se aprende ni se imposta, antes de esculpir muletazos excelsos, de relajado trazo y figura vertical, sobre todo al natural, aderezados con remates de gran vistosidad, como un cambio de mano que tuvo sabor añejo. Las dos orejas asomaron a un tiempo en el tapiz presidencial.
Preciosa la lámina del segundo, del hierro de José Manuel Sánchez, que también anduvo medido de fortaleza. Andrés Palacios destacó en un quite a la verónica, llevando muy toreado al astado, antes de que éste se quedara corto en el último tercio y la faena no terminara de coger fuerza. Más lleno el quinto, otro toro deslucido al que faltó ritmo y continuidad en sus embestidas. La faena de Palacios no tuvo eco.
Al tercero le faltó cuello y quizá por esa razón se movió sin terminar nunca de humillar. Sus acometidas adolecieron de clase y, por tanto, la faena de Fernando Tendero de brillantez. Se demoró con los aceros. El castaño que cerró plaza se escupió del peto y en el último tercio tuvo los mismos defectos que sus hermanos. El empeño de Tendero tuvo reconocimiento por parte de sus paisanos, que demandaron trofeo para el manchego tras una efectiva estocada.