Corremos el riesgo de que se perciba la Tauromaquia igualada a la corrida de toros. Ésta sería la “pasarela Cibeles” de la Tauromaquia, nunca toda entera. Ahora que todo está manoseado, que inventar es difícil, reinventarse puede ser más sencillo. Por debajo de la cima de la Tauromaquia, está un pequeño gigante que comienza en el campo, allí donde todo se origina, toro y torero, ecología y cultura. Mundotoro junto a Directo Producciones emitió este lunes un “modesto” tentadero en “streaming”, de consumo gratis, respetando tal cual sucedió, desde la hora, matinal, hasta su final, con aderezo de comentarios, pero con el sonido, voces, indicaciones de un tentadero.
Hay una intrahistoria hasta su emisión, desde los controles de carretera, la inspección de maleteros, el miedo a no poder llegar. Emitido en una calidad digna, sin más pretensiones que abundar en algo que este medio lleva asumiendo como mensaje, sino propio, si casi en solitario. Que el campo, su día a día, es un espectáculo natural de vida, susceptible del directo, del falso directo, mucho más allá del género reportaje. No es sustituto de nada, pero es mucho más que nada. Es la realidad de lo natural. Es la liturgia de un manejo selectivo ecológico. Una misa cantada de la naturaleza, pero no en latín, sino en el lenguaje más accesible posible.
‘No es momento de esperar. Si Madrid, Valencia, Sevilla, no se dan, demos la Tauromaquia de bajo coste, la que cumple los nueve metros cuadrados tantas veces. Rebajemos costes, que ingresar un euro es menos que cero’
No hemos inventado nada. Ni el tentadero, ni el formato directo en streaming. Pero, resulta que nos hemos dado cuenta por la audiencia de que este acto de campo interesa y mucho. Los que hemos acudido a muchos, no caemos en la cuenta de que se trata de algo íntimo, presenciado a la vez por pocos y que el gran público accede a muy pocos al año. Pero hay muchos más. A campo abierto, acoso y derribo, un destete, un herradero, un tentadero de machos con sus ramas, una retienta de vacas en plaza o fuera de ella, el manejo del mayoral…
Hemos colocado estos días la palabra reinventarse y resulta que sólo había que mirar al origen para encontrar una mina de comunicación, educación, entretenimiento, mensaje ecológico, mensaje de vida, divulgación… un espectáculo para todos los públicos y que los públicos apenas saben que existen, fuera de las fronteras de los aficionados. La Tauromaquia empieza en el campo bravo y quizá lo habíamos olvidado.
‘Sería aconsejable que hubiera un plan. Un plan o dos o tres. De Tauromaquia para este año y quizá el que viene. (…) Se puede “hacer Tauromaquia” este año. Con un plan. Y con la tele dentro de ese plan. ¿Es posible? Por supuesto’
La cuestión está en que esto no puede ser una ocurrencia. No estamos a favor del disparadero o de una carrera hacia la hiper imagen. Lo que hemos querido decir es que se puede hacer y se puede hacer de forma digna. Y sería aconsejable que hubiera un plan. Un plan o dos o tres. De Tauromaquia para este año y quizá el que viene. Lo bueno de un plan es que puede ser rectificado y hasta sustituido por otro según nos depare ese viento que consiste es ser la hermana paupérrima de esta España. Pero lo mejor de un plan o de tres es que son gratis. Pensar. Preparar. Proponer. Es gratis.
Mundotoro, como no podía ser de otra forma, abominó de los “nueve metros cuadrados”, una maldad en superficie que no se ha aplicado a otros espectáculos. Pero luego de lamentar y sacar la ira, creemos, en opinión tan humilde como sensata, que se puede “hacer Tauromaquia” este año. Con un plan. Y con la tele dentro de ese plan. ¿Es posible? Por supuesto. Miren, seamos sinceros. Los nueve metros cuadrados quizá ya los venimos cumpliendo desde hace tiempo muchas tardes antes de esta imposición.
‘Planes. Comenzando desde la casi nada, con el campo como activo de apoyo. Y en esos planes, la tele, por supuesto. Sí o sí, la tele’
Posiblemente desde junio, fase tres de desescalada, se podrían dar festejos de bajo coste y aún reduciendo más los costes: desde clases prácticas hasta becerradas e incluso alguna novillada picada con un público de unas 800 personas y en plazas de zonas más “limpias” y próximas a las ganaderías. Julio sería, si todo va en una movilidad creciente, un paso más hacia las novilladas picadas. Agosto comenzar a programar alguna corrida de toros, como septiembre y octubre, dependiendo de los avances positivos en la pandemia. Ni que decir tiene que si el invierno no es funesto, ahí están las plazas cubiertas. Planes. Comenzando desde la casi nada, con el campo como activo de apoyo. Y en esos planes, la tele, por supuesto. Sí o sí, la tele.
Da la impresión de que reinventarse es esperar. Esperar a que se pueda dar una feria, al abrigo del patrón y en condiciones del ciento por ciento. Eso no es reinventarse, ni arriesgar, ni hacer plan alguno. Eso es esperar. Y protegerse con el santo patrón y aquí es tiempo de salir sin su respaldo si es necesario. Y creemos que no es momento de esperar. Si Madrid, Valencia, Sevilla, no se dan, demos la Tauromaquia de bajo coste, la que cumple los nueve metros cuadrados tantas veces. Rebajemos costes, que ingresar un euro es menos que cero. Y se puede. Pensar no tiene IVA y los planes ni tributan ni entran en el capítulo de costes.