MUNDOTORO
MADRID (España). El control que se lleva en una ganadería es muy estricto y debe ser así para que a la hora de lidiar un toro en una plaza no se produzca ningún problema. En primer lugar, cualquier ganadero debe inscribir las vacas nodrizas que posee en el libro genealógico de su ganadería. Allí apuntarán todos los antecedentes de la res en lo que será el certificado de su raza.
Cuando se echan las vacas a los sementales, se realiza un parte de cubrición en el que se detallan los ejemplares hembras que hay, con su guarismo, número y nombre y se le relaciona con el semental con el que está. En este momento se fecha cuando se ha echado el toro a esas vacas para después tener una mayor seguridad al comprobar de qué padre son los becerros que nazcan.
Una vez que la cubrición ha dado sus «frutos», se hace una declaración de nacimientos en la que se declara el mes en el que ha nacido el becerro y se detallan sexo y pelo. Estos partes de nacimiento son mensuales. En esta época, se coloca un crotal en la oreja de los machos y dos en la de las hembras y se les registra.
Antes de herrar a los becerros se realiza el ahijado, en el que los veterinarios de la asociación a la que pertenezca la ganadería certifican que el becerro corresponde a la madre con la que se le ha asociado. Una vez herrados los becerros, ya están localizables por pelo, número y guarismo.
En cuanto a las hembras, en la medida en que se van tentando se van dando de alta en el registro definitivo como reproductoras y en ese momento se les pone el nombre. En el caso de que no se acepten para madre, se les da de baja por desecho, venta o muerte y debe quedar constancia de ello en la asociación ganadera.
Todos los animales bravos deben pasar controles veterinarios cada seis meses de forma obligatoria y además se pueden realizar otros análisis de forma voluntaria dentro de cada ganadería. También deben cumplir lo establecido por el régimen PAC, una serie de controles sanitarios propios de cualquier explotación ganadera para poder vender como carne y para poder optar a las subvenciones con las que se dotan a las ganaderías, según la Política Agraria Común de la UE.