EL DARDO
Se mató el sexto toro contra un burladero sin que se le pegara un sólo capotazo. Es decir, que no hubo lidia. La empresa decidió en principio que no saliera el sobrero, e hizo mal, por interpretar el Reglamento en contra del público y de un torero necesitado de oportunidades. La rectificación final fue una buena decisión tomada demasiado tarde.