Un día más, en La Maestranza volvió a brillar el rejoneo de Pablo Hermoso de Mendoza (en la imagen). Hoy de nuevo, el toreo del rejoneador navarro tuvo la belleza de la emoción y el temple. Recibió a su toro con Labrit, encelándolo con la grupa de su caballo, doblándose de manera ceñida y ajustada.
Pero los momentos cumbres llegaron una vez más con Cagancho. El cuatralbo, siempre muy reunido, llevó enganchado al toro muy en corto y las banderillas que clavó fueron perfectas en ejecución y colocación. La faena mantuvo su alto nivel cuando el navarro sacó al ruedo a Chicuelo, sobre el que clavó excelente banderillas. De alto nivel fueron también las dos rosas que puso montando a Mariachi, sobre el que colocó los rejones de muerte.
Un detalle torerísimo del rejoneador navarro, que convirtió el final de la faena en un momento de gran emoción, fue mientras acompañaba los últimos pasos del toro buscando la muerte en el ruedo con su mano apoyada en el testuz del animal.
El portugués João Moura sufrió un día más la frialdad del público con quien abre plaza. Sobrio y preciso a lo largo de toda la faena, destacó montando a Bohemio en el tercio de salida y clavó ajustadísimas banderillas al quiebro sobre Horizonte. El rejón de muerte cayó algo trasero y hubo de descabellar al toro. Aún así, la faena del portugués debería haber tenido mayor calado en los tendidos.
Javier Buendía, que se despedirá de los ruedos el 12 de octubre en esta misma plaza, no tuvo suerte con su toro, el más deslucido de la mañana. El sevillano estuvo digno y lució su impecable monta campera, sobre todo cuando recibió al animal a portagayola con la garrocha, una suerte que Buendía domina a la perfección. Falló con los rejones de muerte y, aún así, el público le obligó a dar la vuelta al ruedo.
Leonardo Hernández tuvo una destacada actuación que, a buen seguro, hubiera sido premiada con algún trofeo de no haber tardado el toro en doblar. La faena, muy templada, tuvo un alto nivel y el rejoneador clavó siempre de frente. Ajustados y de gran transmisión fueron los quiebros que realizó montando a Mambo. Pero sin duda, lo más destacado de la faena lo hizo sobre Lagos, un caballo árabe que el año pasado utilizaba de salida y que hoy sacó en el tercio de banderillas, con el que realizó un espectacular tierra a tierra para clavar banderillas de excelente ejecución.
Luis Domecq cumplió en una faena algo ligera, con algunos apuntes espectaculares de gran transmisión.
Por su parte, su hermano Antonio, que actuó después de Hermoso de Mendoza, tuvo una actuación enrazada, realizando una faena de más entrega que técnica. Clavó con acierto rejones de castigo sobre Talismán y destacó montando a Óleo en el tercio de banderillas. No estuvo acertado con los rejones de muerte.
Al finalizar la corrida, Hermoso de Mendoza fue paseado en hombros por el ruedo, acompañado por un compás de palmas por bulerías. Cante grande para un rejoneador navarro que ya reina en La Maestranza.
FOTOGRAFÍA: MAURICE BERHO