Decíamos en el inicio de esta crónica que la plaza lucía casi un lleno total, algo que no ha logrado ningún cartel en esta campaña, sin embargo El Juli sí la llenó, y digo esto pues ninguno de sus alternantes tienen la fuerza del madrileño. Lo que ha quedado claro es que Garibay tiene con qué ser esa figura que tanto hace falta en México, y cada vez genera mayor expectación en su entorno, esperamos no equivocarnos, y que a su sólo anuncio las plazas se llenen.
En cuanto terminaba el paseíllo, se solicitó una ovación para recordar y homenajear al recientemente fallecido matador salmantino Julio Robles, al que si bien la afición mexicana no tuvo la oportunidad de conocer en plenitud, siempre se supo de su gran categoría como un matador de toros triunfador, y gozando siempre de gran respeto en el medio taurino.
Hoy no sólo el público le ha homenajeado, El Juli le ha brindado hacia el cielo el segundo de la tarde, y en el quinto ha cuajado tres ‘roblesinas’ en los momentos álgidos de la faena. Aquí las bautizó Pepe Alameda como el ‘circurret’, pues en México ese muletazo en redondo lo popularizó el hoy reaparecido Curro Rivera, y en torno a el nombre de este pase siempre ha existido polémica. Sin embargo, hoy han sido más ‘roblesinas’ que nunca; descanse en paz, maestro.
Ignacio Garibay, como lo he mencionado con anterioridad, dejó muy claro que quiere y puede, desde el inicio de su faena al tercero de la tarde con el capote ha estado muy firme, entregado hasta la médula y siempre buscando la cercanía en su proceder ante los toros, cuajó muletazos muy largos, lentos y templados, siempre cerca de las astas de Venadito, toro a decir del ganadero, descendiente de aquella vaca Venadita, del Marqués de Vistahermosa, histórica en la ganadería mexicana. La faena tuvo momentos muy emotivos, un buen toro y un buen torero, la estocada fue por derecho y en todo lo alto, le otorgaron dos orejas, una de ellas protestada, pero ahí quedó otro gran triunfo de Garibay que porfió en el sexto de la tarde ante un toro tardo y soso, saliendo de la plaza a hombros como se le está haciendo costumbre.
El Juli ya había triunfado desde que el boleteje numerado se agotó el día de ayer, ratificando que sólo él y quizá Pablo Hermoso de Mendoza pueden llenar la Monumental de Insurgentes. Hoy ha demostrado por qué es una gran figura del toreo, a sus dos astados los ha cuajado en los tres tercios, especialmente a el quinto de la tarde, Artista, con el que el consentido de la afición mexicana ha brillado intensamente, toreando en redondo, con mucho arrojo y temple, aprovechando las nobles y bravas embestidas del de Bernaldo. Sin embargo, hoy a El Juli le ha faltado rematar sus faenas con la espada, pues de lo contrario hablaríamos de varios apéndices más en su haber, uno muy protestado le otorgó el ‘tontito’ del Juez de Plaza, pero la vuelta al ruedo sin la oreja ha sido de gran intensidad.
Óscar San Román ha tenido una tarde para el olvido, pues ha tenido dos toros para triunfar, el primero y el séptimo que ha regalado, mas los altibajos han sido la constante en su actuación. Lástima, pues ha dejado pasar una gran oportunidad.