Poco público en la Monumental de Pueblo Nuevo para la novillada inaugural del abono de la Feria Internacional de San Sebastián. Se lidiaron siete novillos de Rancho Bravo, divisa debutante con picadores, propiedad de Carlos Arias. De ellos, seis para lidia ordinaria y uno, el que abrió plaza, para rejones; todos muy mansos, descastados y desiguales en tipo y de presentación.
El rejoneador emeritense, José Luis Rodríguez, lidió el primero de la tarde, un novillo muy manso, que se amparó en los tableros y no dejó de huirle a las cabalgaduras. Mató de varios intentos con el rejón de muerte y de varios pinchazos con el descabello. Un aviso y silencio.
El malagueño Martín Antequera, con género impropio y difícil, ha estado muy entregado y muy torero. Al primero de su lote lo mató de varios pinchazos, escuchando dos avisos. Se superó en el quinto, ante el que demostró oficio y torería. Trazó buenos muletazos sobre ambas manos, dándole siempre los adentros al manso. Mató de una gran estocada y le concedieron una muy merecida oreja.
Marcos Peña, El Pino, que se despedía de la afición sancristobalense ya que se marcha a España para hacer campaña en ruedos ibéricos, apoderado por José Antonio Campuzano, estuvo torerísimo con el manso tercero. Buenos lances a la verónica y faena empeñosa con la muleta, invadiendo terrenos muy comprometidos y arrancándole muletazos emocionantes al marmolillo. Mató de estocada delantera y fulminante, para dar la vuelta al ruedo. Con el sexto, segundo de su lote, El Pino ha estado errático con la espada, ante el insoportable manso. Infinidad de intentos con la toledana para terminar escuchando dos avisos.
Gregorio Torres,Maravilla, emotivo y entregado, burlando normas y preceptos, puso caliente los tendidos con su toreo lleno de arrojo. Muy voluntarioso ante el manso, el torero tachirense arrancó ovaciones con sus muletazos sueltos. Mató de estocada y fue ovacionado. Con gran rapidez dio cuenta del séptimo manso de la tarde, al que mató de estocada fulminante.