Cincuenta tardes de valor en una faena de José Tomás frente a un toro para ser gobernado con virilidad. Desde que se echó la muleta a la mano izquierda, aguantando las probaturas del toro entre pase y pase y lo incierto de sus miradas, se dejó mucho de su valor, pero anda sobrado. Allí donde otro hubiera vuelto la espalda, surgió un Tomásque impresionó, que llevó la congoja al tendido y sometió al toro de Alcurrucén. Toro para apostar, de esos que, cuando salen al ruedo, muestran los ‘dos rombos’ y mandan a los niños a la cama. Toro para hombres mayores de edad dispuestos a triunfar y a demostrar que son figuras por algo. Toro salido del contexto de una corrida muy seria de cara pero muy bien hecha en general, y que fue importante, aunque la calidad sólo se viera en el primero. Y en ese contexto, otro torero, Eugenio de Mora.
Si cambiamos algunos lotes, mejor corrida; si la dejamos al azar, impecable para Madrid de trapío e importante en varios toros. Un par para apostar, el de José Tomás (qué faena la del quinto); un toro para triunfar, el primero; uno bajo de raza, el tercero; uno violento y para jugársela, cuarto; y otro cuya importancia fue su tremendo trapío, el sexto. Por encima de todo, tarde para demostrar quién es figura y por qué. Tarde para solventar polémicas: así se viene a Madrid y así apuesta y se la juega un torero, en una faena que mezcló acongojo, acojone (perdón), mucho miedo y gran toreo. La de Tomás al quinto fue así, firmada con un viaje erróneo de la espada después de un esfuerzo que, para otros, significaría haberse dejado el valor de cincuenta tardes.
Se había ido pronto por la espada José Tomás en el segundo, al que se castigó poco. Toro para no errar en distancias, vencido quizá en un inicio de faena mayestático, rodilla en tierra, muy torero. En la media distancia y por el pitón izquierdo, la tomó el toro. Sin embargo el torero eligió la diestra después de un extraño. Dio la impresión Tomásde reservarse, o de verlo claro. Como prefieran. Pero abrevió sin exigirse en el embroque con la espada.
Se emplazó de salida el quinto, como muchos de sus hermanos, humillando en la lidia sobre las piernas de Tomás y saliendo de naja del peto, pero tomando los capotes por abajo si se le esperaba, dejándole llegar. Toro para tener valor en todos los sentidos. Situado entre el cinco y el seis, Tomás fijó al de Alcurrucén (suelto y corrido) rodilla en tierra. Con la muleta en la derecha, en dos tandas sin guión, se mascaba la cara o la cruz, con el animal probando entre pase y pase, muy vuelta la vista al cuerpo, pero tomándola por abajo con emoción. Aguantar o no aguantar esa mirada de toro astifino y de nervio, esa era la cuestión.
Desde que echó el torero la muleta a la izquierda, solemne, seguro, la faena fue otra: adelantado el engaño, cite suave pero poderoso, espera en el encuentro y toreo por abajo y largo, sometido el toro. Entre pase y pase, quietud, ni una duda, ni un respingo. Cinco tandas, dos de ellas ceñidísimas, tocando al límite entre muletazo y muletazo para salvar los muslos. De Puerta grande si lo mata por arriba. Toro emocionante, difícil, que se encontró con la respuesta de un figurón del toreo.
Dentro del lote impecable y ‘tapagritos’ de Alcurrucén, el más justo de raza le tocó a Eugenio de Mora, uno escasito de fuelle, pero manejable, para tirar de él, tercero. No era toro de triunfo pero si para ver las posibilidades del torero, y se vieron. Corto de viaje y difícil para ligar los pases, y faena medida, sin tacha. El sexto imponía dentro de una corrida superlativa de cara, impuso respeto a pesar de moverse descastadito y con la cara arriba. Esa virtud tiene el toro que impone: la importancia. Tras un inicio suave y cadencioso, dio distancia De Mora al toro, le buscó entre pase y pase, impecable en el cite y templado. Suavidad para que no se rajara del todo, evitando siempre su esperada huida hacia adentro. Un metisaca feo y un pinchazo emborronaron una buena faena.
El mejor de Alcurrucén lo sorteó Luguillano: un toro de calidad que hubiera sido mejor en los adentros. Tras un inicio de faena esperanzador y una tanda ligada, el torero dejó que la faena hiciera aguas por no dar el paso al frente. Tiene más disculpas no darlo en el cuarto, toro muy serio, que no rompió en los capotes. Toro para sufrir hasta definir su fondo real. Como fondo tuvo el quinto, …pero allí estaba José Tomás.