BAYONETO
MADRID (España).La capacidad de elogio es directamente proporcional a la capacidad de crítica. Ambas posiciones se revelan como caras de una misma moneda en el ejercicio de esta profesión, moneda no lanzada al azar, sino empleada de forma reflexiva. Sirve esto de prólogo a la reflexión final sobre una gran feria: la de San Isidro, un elogio que crece después de muchos años de críticas a un ciclo patrocinado por Toresma con distinto tino, mediocre muchas veces, sobresaliente en este tramo final de su mandato.
Los hermanos Lozano han sido capaces de tomar el pulso a esta plaza. Y esta plaza son muchas cosas, muchos públicos mezclados, muchos intereses, prejuicios, tópicos y problemas. Una macedonia a la que han sabido sacar el jugo exacto. Con los Lozano ha bajado el toro y ha embestido más, convirtiendo a San Isidro, sobre todo este año, en el termómetro real de la Fiesta, al menos en sus aspectos más reivindicativos.
El toro sigue siendo fundamental. Después del pesimismo cainita de quienes mandaron a la Fiesta al retrete tras Sevilla, Madrid devuelve el crédito. No olvidemos que alrededor de Madrid, Jerez, Nimesy Granadahan sido pequeños pero importantes satélites que han invitado al optimismo. Son ventanas abiertas a la ilusión. Madrid, la Puerta Grande del toreo.
Bien planteada en estrategias y combinaciones (hay lo que hay), Madrid ha puesto muchos cosas en su sitio: que hay frescura y novedades ( Fandi, Ferrera), que Ponce no está muerto, que Tomás puede y debe volver por su sus fueros, que el toro entipado embiste mucho más..Todas estas cuestiones han ayudado a la pérdida de fuerza de los intransigentes en muchas tardes: no mandaron, mandó la Fiesta. Salvo El Juli, demasiado al azar, demasiado desprofesionalizado en su entorno, las cosas han estado en su sitio.
Madrid es complejo: un sector de protagonismo diario, con hambre de ser alguien a golpe de voz, con una tauromaquia pueblerina, manejando tópicos inexistentes…Una mayoría silente, nómada (varían muchos miles de espectadores cada día), con el poder político exigiendo unos réditos altos, con la prensa en el punto de mira…Presidentes de diferente criterio, veterinarios con el mismo parámetro que los anteriores, cada día de corrida es una especie de aventura, nada más lejos de la rutina, de lo supuestamente en marcha con piloto automático: así es Madrid.
Si la capacidad de crítica es directamente proporcional a la capacidad de elogio, elogiemos: ésta ha sido una gran feria. La mejor que puede tener Madrid con los mimbres que hay y con el contexto exigente que existe en esta plaza. No elogiar esto es un acto de injusticia, de ninguneo de la propia Fiesta…Nada en el toreo es al azar, sino fruto del trabajo y del talento. Y en Toresma ha habido una buena mezcla de ello. El día que el contexto cambie, cuando la ira desaparezca, cuando la Fiesta sea tratada con grandeza y no puesta bajo sospecha, Madrid será aún más grande. Pero eso es otra historia, otra batalla a ganar con el paso del tiempo.
…página especial de la FERIA DE SAN ISIDRO