La noche ya ha caído sobre el coso de la calle de Xátiva. Negro el cielo, y negro el futuro de un torero humilde, que acaba de hacer un tremendo esfuerzo que la insensibilidad del palco presidencial mandará al baúl de los olvidos. La bronca es fuerte, y tremendo es el dolor de Luis Blázquez, que mejor que nadie sabe que sin el aval de los trofeos es muy difícil que el sol ilumine el porvenir de su hermano.
MAURICE BERHO