Lo más sobresaliente de la quinta función de la Feria de Arles fue la casta y la movilidad de una soberbiamente presentada corrida de Baltasar Ibán, que estuvo, por su casta, en general por encima de los toreros y que mantuvo el interés de la tarde.
Juan Moraligó al primero una faena de buen gusto y mató de una estocada trasera al segundo viaje, que necesitó dos descabellos. Su trasteo frente al excelente cuarto, bravo y encastado, fue de menos a más ya que tardó en centrarse en tandas por naturales que fueron lo mejor de su faena. Después de acabar con el toro de una estocada caída al segundo intento cortó una oreja, pero el toro, muy ovacionado en el arrastre, era de dos.
Dávila Miura no se acopló con el segundo, de broncas y desordenadas arrancadas, y el torero sevillano acabó con él de una estocada honda. No tuvo suerte con el quinto, de mejores condiciones, que perdió una pezuña nada más comenzar la faena y Dávila tuvo que abreviar.
Para un torero que torea muy poco, a Antonio Losadase le vio con muchas ganas, con quietud en los cites y un oficio bien asimilado, aunque la lógica falta de práctica no le permitió cuajar del todo a sus oponentes. Sobresalió su magnifico recibo capotero en el sexto, con buena réplica por quites de Mora, y su esfuerzo muleteril, que le valió, tras una estocada caída, una oreja protestada.
Pero la mayor ovación de la tarde fue para el mayoral Domingo González, que saludó en el ruedo al finalizar el festejo.
Entre las cuadrillas sobresalió el banderillero Morenito de Arles, que se desmonteró tras parear al tercero.
FOTOGRAFÍA: ANDRÉ VIARD