El magisterio de Ponce no cesa. El quinto toro de Torrestrella haciendo honor a su nombre tendrá una larga vida para bien de la fiesta. El astado fue noble, humilló y se rebosaba en la muleta dando ese pasito más del que siempre ha hablado Álvaro Domecq. Se desplazaba con boyantía y Ponce lo cuajó de principio a fin.
Faena cumbre, con el prólogo de un brindis a Rafael de Paula, que ocupaba un burladero del callejón. Se dobló por bajo para comenzar y tras un trincherazo de cartel comenzó el toreo en redondo. Muletazos ligados de mano baja y abrochando las tandas con pases de pecho templados y rematados hacia adentro como mandan los cánones. La plaza comenzaba a ser un clamor con olés rotundos, el público se levantaba para ovacionar una faena llena de plasticidad y majestuosidad.
Todo lo que hizo Ponce con el toro estuvo presidido por una maestría imperecedera. Las tandas por el izquierdo tuvieron una gran pureza pues el diestro se lo pasó muy cerca y la traca final llegó con unos naturales frente por frente. Por entonces, toda la plaza era un clamor a favor del indulto con una petición mayoritaria y de gran fuerza. El presidente se lo pensaba y Ponce seguía dando muletazos para el recuerdo. Por fin asomó el pañuelo y el toro volvió vivo a los corrales camino de nuevo de los Alburejos. ‘ Largavida‘ de nombre curiosamente, herrado con el número 157, negro bragado meano, con 530 kilos y nacido en diciembre del 98 es ya por derecho propio, un capítulo glorioso para el libro de honor de la plaza portuense.
Ante su primero, Ponce poco pudo hacer pues el toro fue el peor presentado de la corrida y hubo muchas protestas. Le costaba repetir y tuvo poca codicia en una faena muy larga que no alcanzó altos vuelos.
Si no se hubiese dado la circunstancia del indulto la faena de Jesulín al primero de su lote hubiese resaltado mucho más. Jesulín estuvo con una valentía estoica. El toro muy alto de agujas y de lámina preciosa tuvo movilidad pero a medida que avanzaba la faena miraba más al torero y vendía cara su acometida. Media mucho, el de Torrestrella, pero Jesulín estuvo firme presentándole la muleta adelante y templado la embestida. Faena de gran importancia y mérito ante un toro nada fácil. Su segundo pareció a priori que iba a ser también un toro de bandera pero se apagó muy pronto optando Jesulín por el toreo de distancias cortas.
Joselito le tocó en suerte un primer toro muy blando y que perdió las manos en reiteradas ocasiones. Faena sin historia porque no había toro. El cuarto de la tarde si se movió más aunque cabeceó demasiado. La faena no tuvo ligazón y los muletazos surgieron de uno en uno y sin demasiadas apreturas. Faena muy larga y que no tuvo la brillantez deseada pues el madrileño lo intentó una vez y otra pero no hubo demasiado acople.