Jerónimo Pimentel, el madrileño torero de Cenicientos, ha hecho su debut como ganadero venezolano en la tercera corrida de la Feria de San Sebastián de San Cristóbal; y lo ha hecho con el afortunado acontecimiento que le perdonaran la vida a un buen toro de su ganadería: Galopo, número 23 con 460 kilos, lidiado en tercer lugar por el también debutante diestro español Manuel de Jesús, El Cid, a quien le otorgaron las dos orejas simbólicas como premio a su faena.
Pero el comentario de la corrida habrá de ser la negativa del malagueño Javier Conde de entrar a matar a su segundo toro, luego de haber realizado una faena primorosa. El toro lo echaron al corral, después de sonar los tres avisos, y Conde fue ovacionado por el delirante público que participó en la acalorada polémica con la autoridad.También Juan José Girón hizo su debut en San Cristóbal ante una plaza con muy buena entrada.
David Luguillano entusiasmó con el capote en el primer toro de la tarde, pero el astado fue decayendo en acometividad y emotividad hasta convertirse en un marmolillo. Mató el vallisoletano de pinchazo y estocada, escuchando aisladas palmas al retirarse al burladero de matadores. Ante el quinto de la tarde, David abrevió con el capote. Al toro lo picaron con fuerza y Luguillano se lució en un quite por verónicas. Cuajó una bonita faena con la muleta, de marcado acento derechista. Templados los muletazos del de Valladolid, entusiasmando a la concurrencia. Mató de estocada delantera y fue premiado con una oreja.
Javier Conde traía la responsabilidad del recuerdo de su destacada actuación del año pasado, cuando le cortó las dos orejas a un toro de Rancho Grande. Ante su primer toro abrevió porque entendió que nada podía hacer ante las condiciones del astado. Mató de varios pinchazos, siempre cuarteando, y estocada baja. El desconcertante torero malagueño traía moneda de cambio, y apenas salió el jabonero sexto abrió la flor de su toreo con el percal para desgranar pétalos de arte con sus singulares verónicas. Es diferente a todos este diestro mediterráneo cuando se encuentra a gusto ante un toro y, a gusto estuvo Javier Conde ante Apasionado – nombre del jabonero -, quieto como una vela, pendulante el trazo de su muleta, naturales de breve trazo pero de profundo sentimiento aprovechando la gran nobleza del toro de Pimentel.
La faena de Conde entusiasmó tanto al graderío, que pedía con fuerza le perdonaran la vida al toro. La autoridad no ordenó el indulto y el malagueño siguió toreando, permitiendo que sonaran los tres avisos. El toro se fue al corral y Javier Conde manifestó públicamente que no se haría ‘cómplice de un crimen’, pues consideró un crimen el matar a tan noble astado. El público ovacionó el gesto del torero y la calidad del toro y abroncó a la presidencia del festejo.
Más afortunada no ha podido ser la presentación de Manuel de Jesús, El Cid en San Cristóbal, gracias a las bondades de Galopo, un bonito colorado albardado de Jerónimo Pimentel, que le ha permitido al torero exponer todo su repertorio, tanto de capa como con la muleta. El Cid ha toreado con entrega y temple. Dadas las condiciones de la res el propio ganadero solicitó se le perdonara la vida, lo que pidió también el público. La autoridad indultó al noble toro y a El Cid le concedieron las dos orejas simbólicas como premio de su labor. Destacada actuación de El Ciden el séptimo toro de la corrida. Buenos lances, faena de muleta bien estructurada, cada muletazo muy centrado para matar de tres cuartos de estocada y descabello. Escuchó fuerte ovación.
Juan José Girón se estrenó en el escenario que ha sido teatro de grandes glorias de sus tíos César, Curro y Efraín, con un jabonero sucio de Pimentel, de nombre Zagalo. Lo recibió de hinojos a portagayola y con la muleta arrancó palmas con doblones para iniciar su faena. En banderillas Juan José estuvo lucido y emotivo, sobre todo en un comprometido tercer par al cuarteo. Fue muy ovacionado. Derechazos sueltos con la muleta, sin continuidad en la estructuración de la faena, para matar de estocada baja y perpendicular y así dar cuenta del cuarto toro de la tarde. No se acopló el valenciano con el último de la tarde, un toro con las dificultades del toro bravo. Bajonazo y descabello en medio de la indiferencia del público que abandonaba la plaza comentando el escándalo provocado por Javier Conde.