Hemos visto una cordura en las plazas de toros, un orden, una ejemplaridad absoluta. Gente ocupando su lugar exacto, amortiguando cualquier emoción. Sólo la hipocresía de gentes que usan y usarán toda mentira para decir su verdad contra el toreo, impiden que esta imagen (Fuentesaúco, Zamora, novillada de la gira de la FTL) deje a cada uno en su lugar. Nunca hubo personas tan responsables en civismo como las que acuden a una plaza de toros. Jamás un incidente, incluso a plaza llena, incluso frente a la provocación de una minoría de agresivos y violentos.
Esta gente representa a la España que ha aceptado, asumido, cumplido desde el primer día todas las normas sanitarias que le han impuesto. No olvidemos la importancia del momento de riesgo, claro, pero tampoco olvidemos que desde marzo los españoles no gozamos de nuestra libertad completa. Y aún así, salvo excepciones de botellones y descerebrados, los españoles han cumplido.
Quizá sea el momento de decir a quien decidió cuándo, cómo y dónde había que encerrarse en casa, perder el empleo, abandonar la risa y los abrazos, cerrar sus empresas, que han fallado. Estrepitosamente. Que llevan medio año fallando y alimentado las ‘dos Españas’ que tanto rédito político da a algunos. Quizá sea el momento de que alguien, los españoles, esa gente cívica de esa foto, diga a quienes hacen e imponen las normas que acatamos todos, que sus normas no han servido. Que su gestión ha sido pésima. Que el virus, con ellos, tiene más chance.