JOSÉ ENRIQUE MORENO
CÓRDOBA (España). Enrique Ponce hizo en el cuarto la faena más completa de la tarde, al toro que más se dejó de la floja corrida de Joaquín Barral. Su toreo a este astado pudo valer dos orejas de no fallar con la espada, aunque el presidente se negó incluso a concederle una después de un pinchazo y una estocada atravesada. Jesulín de Ubrique estuvo por encima de un lote nada fácil. El primero, por ser un toro peligroso con el que se la jugó, y el segundo por ser un toro flojo que no permitió el tratamiento que quiso darle el de Ubrique. Finito de Córdoba -en la imagen- no despidió de manera triunfal su buena feria, en parte por el mal uso de los aceros, que le impidió posiblemente tocar pelo en su primero, y en parte porque no acabó de remontar la vulgaridad que transmitían las embestidas del sexto.
FOTOGRAFÍA: MAURICE BERHO.
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