JORGE RAUL NACIF
México D.F. (México)Por fin, en el cerrojazo de la Temporada Chica en la Plaza México, se abrió la puerta grande para que por ella saliera un novillero en son de triunfo; el sitio reservado lo ganó Lorenzo Garza Gaona, que desorejó al sexto de la tarde en una labor que puso de cabeza al monumental coso.
El ejemplar no fue de La Punta, hierro titular de la tarde, sino de Jorge María, pues el novillo que haría sexto se lastimó en los chiqueros y hubo necesidad de darle suelta a este sobrero, que llevaba más de tres meses en los corrales (pues esta vacada, propiedad del empresario Rafael Herrerías, lidió en la primera novillada del serial), por lo que salió haciendo cosas extrañas producto de esta situación.
Tras derribar al caballo, recibió una buena vara en la querencia natural, puyazo lo descongestinó perfectamente y permitió que se asentara, dejando salir todas las buenas cualidades que traía en su sangre brava, como nobleza, docilidad y gran recorrido, virtudes que Garza Gaona aprovechó cabalmente en un trasteo emotivo y siempre templado con la mano diestra, confiándose antes estas condiciones.
Por la izquierda el novillo no tenía tanto fuelle, así que, tras probarlo por ese pitón, Lorenzo se puso nuevamente la sarga en la derecha para dibujar el toreo en trazos llenos de temple, llevando cosidas las pastueñas embestidas de su enemigo en esta faena clásica y sobria.
Con decisión se fue sobre el acero y dejó tres cuartos de espada en buen sitio, suficiente para que el de Jorge María rodara sin puntilla y sus orejas fueran a parar a manos de un feliz Garza Gaona, que reventó la puerta grande y salió en hombros ante los gritos de la afición, mientras su noble colaborador se fue al destazadero en una mercedido arrastre lento.
Bravo fue su primer enemigo, aunque llego un poco crudo a la muleta. Lorenzo no terminó por confiarse y asentar las zapatillas, pero mostró su disposición y ganas de querer ser alguien en esta difícil profesión, aunque sin conectar del todo con el público.
Oliver Godoy volvió a demostrar que es un torero que goza de una muleta lenta y con buen trazo, cuajando interminables pases, muy relajado y haciendo el toreo bueno, calando hondo en el tendido por el sentimiento demostrado en el redondel.
El novillo se rajó un poco y termino resguardado en tablas, pero hasta allá fue Oliver y, dándole las ventajas, extrajo muletazos de gran valía, así como adornos muy toreros, pases del desdén, trincherillas y demás.
Luego de terminar con la vida del burel, con una estocada en buen sitio, el público exigió la oreja, misma que fue concedida por la autoridad y paseada en una emotiva vuelta al ruedo.
Siendo paciente ante su primero, pues el viento molestó de continuo, y aprovechando el lado izquierdo del hermoso cárdeno claro, hizo bien el toreo al natural, aunque no era fácil tomarle la distancia y ligar las tandas.
Oficio y sitio dejó patente Salvador López toda la tarde. Su primero metía bien la cara, pero salía distraído, por lo que, inteligentemente, le dejó la sarga en la cara y tiró de él para conseguir instantes llenos de temple por ambos pitones, rematando con donaire.
De no haber colocado una estocada tan baja, bien hubiera podido pasear una oreja, trofeo que sin duda alguna tendría un valor específico muy especial, por la manera en la que supo estructurar la faena de muleta.
El cuarto de la tarde fue el que menos se dejó, ya que pegama arreones y no embestía con claridad ni constancia. Salvador estuvo firme y buscando lucir por todos lados, sin conseguirlo. Lástima que se pudo muy pesado con la espada, pues una ovación muy bien ganada se transformó en algunos pitos.
Ficha
Plaza México. Decimosegunda y último novillada de la temporada. Unas 3500 quinientas personas, en tarde agradable, con algunas ráfagas de viento. 5 novillos de La Punta, muy bien presentados y manejables en términos generales, y uno de Jorge María, que mereció arrastre lento. Salvador López (lila y oro, con remates negros): Ovación y pitos tras dos avisos. Oliver Godoy (grana y oro): Vuelta y oreja. Lorenzo Garza Gaona (negro y oro): Silencio y dos orejas. Al final, Garza Gaona salió en hombros, acompañado por el hijo de Rafael Herrerías.