La temporada de la pandemia quedará marcada para todos como un punto inolvidable y, quizá, de no retorno. Tardaremos, si es que volvemos, a ver las plazas llenas, abarrotadas, pero lo que no se perderá es la esencia de una tarde de toros. A pesar de la incertidumbre, la centenaria plaza de toros de Guijuelo rozó el lleno sobre el aforo permitido.
Y Salamanca está de enhorabuena. Dos de las grandes esperanzas charras se enfrentaron -sí, se enfrentaron porque se huele el pique- en el ruedo. Antonio Grande y Manuel Diosleguarde tienen conceptos distintos pero son complementarios para levantar la afición de la tierra ganadera por excelencia. Les acompañó el joven vallisoletano José Manuel Serrano que hacía su debut con caballos en el año más difícil. ¡Chavalería, síguenos en el último tramo del viaje de la temporada!
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