En una tarde primaveral y con tres cuartos del aforo, se llevó a efecto la cuarto corrida de la temporada en la plaza Santa María de Bogotá. Se lidió un encierro de la ganadería de Garzón Hermanos de magnifica presentación y pésimo juego. Los toros tuvieron el común denominador de la falta de raza casta y bravura. Todos mostraron mucho peligro y malas ideas.
Uno de ellos, el corrido en cuarto lugar, que correspondió a Nelson Segura, lo hirió al torear de capa, mandándolo a la enfermería con una cornada de 24 centímetros en el muslo derecho. El toro había salido con buen son y el colombiano se entregó muy bien en lances a la verónica, pero al rematar con media, resbaló en la arena y el toro hizo por el en forma certera.
Le correspondió torearlo a Morante de la Puebla que lo entendió desde un comienzo y le ejecutó una excelente faena especialmente en series de pases naturales donde el diestro de Sevilla se mostró muy artista, valiente.
Intentó por dos veces matarlo en la suerte de recibir y, en la tercera, fue cogido peligrosamente, causándole una cornada en el escroto. Pasó a la enfermería donde en este momento es atendido por los médicos de la plaza. Remató el toro Juan Bautista, de tres pinchazos y estocada, alcanzando a escuchar dos avisos y aplausos al final.
Juan Bautista se convirtió en el héroe de la tarde, pues le correspondió despachar cuatro toros, el que hirió a sus compañeros, los dos de su lote y el segundo de Morante de la Puebla.
En su primero, estuvo muy bien en una faena en la que derrochó valor, ante un toro muy difícil y muy corto de embestida. Lo mató de gran estocada y fue premiado con la vuelta al ruedo. En su segundo, estuvo muy torero y muy decidido. El toro le permitió ejecutar dos series magníficas de pases con la mano izquierda pero, lamentablemente, al final de la faena, se apagó por completo y lo remató de una buena estocada. Fue también premiado con la vuelta al ruedo.
En el sexto, ejecutó una faena excelente con el capote. El toro desarrolló muchísimo peligro durante el trasteo y el torero, con mucho valor, le aguantó los derrotes peligrosos y le ejecutó una faena muy meritoria por valiente y entregada. Despachó de tres cuartos de espada en todo lo alto, de la que el toro rodó prontamente sin necesidad de intervención del cachetero.
El público solicitó la oreja que el presidente concedió y que, a la postre, fue la única de la corrida. Dio con ella la vuelta al ruedo ante un público que le agradeció su valentía, su decisión y sobre todo, el haber despachado cuatro toros por el lamentable percance de sus compañeros.
Morante de la Puebla solamente mató un toro, el primero de la corrida, que le sirvió para confirmar su alternativa. Lamentablemente, el toro, muy escaso de fuerza y raza, no permitió mayor lucimiento y el diestro de Sevilla lo despachó de pinchazo y estocada, obteniendo silencio.
El colombiano Nelson Segura, mató a su primer toro, también falto de raza como sus compañeros, en forma breve, después de una faena de aliño. Escuchó al final algunas palmas.
Fue una corrida dramática y a la vez entretenida, puesto que las dificultades que mostraron todos los toros hicieron que los toreros sacaran toda la técnica posible. Lo peor, los dos toreros que resultaron heridos.