Poderío de Napoleón, superdotado Disparate
Hermoso confirmó una vez más en Lisboa
Entrega y torería de Joao Moura padre. Atrevimiento de Marcos Bastinhas
Vídeo de la actuación cumbre de Hermoso de Mendoza I FAENAS TV
FRANCISCO MORGADO > Lisboa
El camión de los caballos de Pablo Hermoso es muy grande, pero podría haber venido uno más pequeño solo con Napoleón y Disparate. Estas estrellas fueron las elegidos por el navarro para lidiar los dos toros que tenía enlotados. Los otros equinos se quedaron sin saborear el aire de Lisboa y su sol veraniego. ¿Por qué? Naturalmente debido al poderío de Napoleón que bastó y sobró para que ya de salida se doblara con soberbia con sus enemigos, dejándoles sometidos al albero con la templanza y torería de sus cuartos traseros. Un total de cuatro hierros de castigo, entrando de frente y por derecho y ¡ya está!
Disparate es un animal superdotado, que todavía necesita de un toro que le venga para poder mostrar en plenitud su torería y su categoría de caballo torero. Como la cosa quedó a medias con el que lidió en segundo lugar, su amo le dio preferencia para ir también al quinto, que era más franco y transmitía más. ¿Resultado? Un alboroto grandísimo, con los aficionados en pie, ovacionando al caballo y a su jinete. Hermoso confirmó una vez más en Lisboa. Como si hubiera necesidad de ello… El navarro bien sabe que tiene a Campo Pequeno a sus pies.
João Moura padre llegó a esta corrida de Lisboa con hambre de toros. Hasta hoy con apenas dos corridas en la temporada, que empezó con molestias del torero que habían terminado en el quirófano. Recompuesto, rompió plaza con ganas, que fueron muy evidentes en las banderillas cortas. Alargó distancias, citó con confianza, clavando y rematando con torería. Al cuarto de esta noche le faltó tranco y clase para que Moura rematara faena y su oponente se movio en terrenos de tablas, sin más.
Marcos Bastinhas cruzó el albero con el atrevimiento de su juventud. Parecía además que la cosa iba a más, porque los primeros cinco minutos de lidia al tercero de la corrida fueron emocionantes y lo mejor de la primera mitad. Doblones de salida poderosos y embestidas con emocion y dos hierros de castigo, con distancias de plaza a plaza, que terminaron en aplausos unánimes del cónclave. Pero, a partir de aquí, su enemigo se apagó como una vela y se refugió en tablas, negándose a embestir. Con el que cerró plaza andó de nuevo solvente y con ganas en los hierros de castigo, pero con las banderillas hubo algún desacierto al elegir sus caballos. Todavía remontó terminando en buen nivel.
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