ÁLVARO ACEVEDO
SEVILLA (España). El congreso internacional Fiestas de Toros y Sociedad ha continuado esta tarde en los salones de la plaza de toros de Sevilla con una sesión que tenía como tema central la Ecología y Ganadería de reses de lidia. El primer ponente ha sido Antonio Purroy, catedrático de producción animal de la Universidad Pública de Navarra. Purroy ha analizado el comportamiento del toro en el campo y ha destacado como principales sentidos de éste el oído y también el olfato. Sobre este último destacó su importancia a la hora de seleccionar alimentos, de la comunicación territorial, del reconocimiento entre madre e hijo, y de la reproducción. También ha manifestado que el toro de lidia genera una hormona llamada endorfina que ayuda a su concentración y a evitar la sensación de dolor. El catedrático ha declarado, por el contrario, que » el toro tiene una visión más limitada aunque responde mejor a los colores de onda larga, los que van del rojo al amarillo«.
El catedrático ha puntualizado que el toro bravo tiene la jerarquía muy establecida, «con un líder y dos o tres que quieren serlo«, señalando además que a causa del manejo del ganado, es un animal que no tiene la necesidad de luchar por la hembra. También ha incidido en la importancia del vínculo madre-hijo tras el parto.
El segundo ponente, el veterinario de la Unión de Criadores de Lidia, Julio Fuentes, no ha podido asistir a la cita por encontrarse en el congreso de ganaderos de Ecuador, por lo que su ponencia ha sido expuesta por el profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla, Ángel Martín Vicente. Dicha ponencia ha consistido en una enumeración de hechos que sufre el toro durante la lidia y que pueden ser determinantes a la hora de su comportamiento. Como nota significativa, hay que señalar las operaciones preliminares a la lidia (embarque, transporte, reconocimiento, etc.) como los momentos de mayor estrés del toro bravo.
A continuación, ha intervenido el veterinario de la plaza de toros de Las Ventas Javier Morales, que ha basado su intervención en una serie de datos sobre los festejos de la provincia de Madrid en el año 2000: 299 festejos con picadores, 1.345 sin picar, 4.619 reses lidiadas y 142 pueblos donde se celebraron espectáculos taurinos fueron algunas de las cifras que aportó. Cerró su ponencia incidiendo en la necesidad de aplicar lo más pronto posible los test priónicos, » porque la Fiesta, ni debe ni puede vivir de subvenciones«.
En el siguiente turno, el profesor de Historia Económica de la Universidad de Sevilla, Antonio Luis López Martínez, realizó una síntesis a modo de avance de lo que será su próximo libro, que versará sobre los orígenes de la cría del toro de lidia en España. El profesor centró su intervención en tres apartados, comenzando con la visión de la ganadería equiparada a una empresa económica que se rige por criterios comerciales. Para López Martínez, » la ganadería fue al principio una actividad complementaria dentro de una explotación agropecuaria muy amplia, y a medida que aumentó la demanda de ganado fue tomando mayor relevancia».
Después explicó que las zonas donde se origina realmente la cría del toro bravo sobre el siglo XVIII fueron el Valle del Ebro (Navarra, Zaragoza y La Rioja); la Meseta Central ( Sierra de Madrid, Ciudad Realy dehesas salmantinas) y el Bajo Guadalquivir, en las provincias de Sevilla y Cádiz.
Por último analizó la figura del ganadero, » muy denostado a lo largo de la historia por los animalistas y a veces por gente de izquierda«, afirmó el profesor. Sin embargo, Antonio Luis negó el carácter aristocrático de los primeros ganaderos y apuntó que su origen se encuentra, principalmente, en los comerciantes de Las Indias, los extranjeros y la propia Iglesia, en especial todo el clero regular. » A principios del siglo XIX –aclaró – la ganadería monástica desaparece por las expropiaciones, la desamortización eclesiástica y la invasión francesa». Es entonces, según el profesor, cuando aparece una burguesía enriquecida por comercio y la industria en Sevilla y la de los propios pueblos como elemento que toma importancia en el terreno de las ganaderías de lidia. » Esto se vio favorecido –continuó explicando – con el hecho de que los burgueses dejaran de ser colonos tras la desamortización convirtiéndose en grandes terratenientes«.
Como última época de cambio señala el siglo XX, » en la que los ganaderos ya no son agricultores y viven de otro tipo de actividades, buscando en la compra de la ganadería una señal de prestigio y relevancia».
La jornada vespertina concluyó con un estudio realizado por Ángel Martín Vicente sobre el ganado bravo que vive en el Coto de Doñana en plena libertad. Sus conclusiones son que las características de estas reses en el número de machos, hembras y porcentaje de animales jóvenes y viejos, son más parecidas a las ganaderías del siglo XVIII que a las actuales. Por su dependencia del hombre para sobrevivir como especie, calificó de » doméstico» al toro de lidia.
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