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Bien presentados y bravos resultaron los cinco toros lidiados de los hijos de Eduardo Miura, sobresaliendo el segundo, que peleó con bravura en el caballo y resultó muy encastado, y el cuarto, al que se dio una merecida vuelta al ruedo pedida por toda la plaza. El más deslucido fue el tercero, mientras que el quinto fue devuelto por flojo. Se corrió en su lugar un sobrero de Giménez Indarte, descastado y complicado.
El Zotoluco anduvo muy inteligente en su faena frente al toro que abrió plaza, que se frenaba en su embestida y al que muleteó en tandas cortas. Lo mató al primer intento y correspondió a la ovación saludando en los medios. El triunfo llegó con el cuarto, un toro soberbio, muy bravo en dos encuentros con el caballo y que tuvo mucha raza, mucho ritmo y una franca nobleza en el último tercio. Iniciada con muletazos de rodillas, la faena del mejicano resultó muy seria, y superior en su última parte, con tandas muy templadas y bien ligadas. Mató de una estocada al encuentro y se le dieron las dos orejas, mientras que se daba una clamorosa vuelta al ruedo en el arrastre del toro de Miura.
El segundo toro se empleó con bravura en tres encuentros con el caballo. Fue un toro bravo, franco y violento. Denis Loré, que se había lucido con el capote y había cumplido con los palitroques – siendo superior el último par – consiguió embarcarlo y someterlo en la muleta, en una faena de mucho mérito. Perdió la oreja con los aceros, matando de un pinchazo, una entera y dos descabellos y dio la vuelta al anillo, mientras el toro era arrastrado bajo una gran ovación, pidiendo algunos espectadores la vuelta al ruedo. No tuvo suerte el torero galo con el quinto bis, un sobrero de Giménez Indarte grande, que derribó en el primer encuentro pero que resultó descastado, querencioso a tablas y que resultó muy importante. El torero hizo un meritorio esfuerzo que no pudo desembocar en una faena brillante. Mató en dos tiempos y fue ovacionado.
Eduardo Dávila se llevó los dos toros de Miura más complicados. Con el tercero, un cárdeno con poca fuerza y muy complicado en la muleta, no pudo triunfar y su faena se limitó a valiosos intentos. Remató de una media estocada y un descabello. Anduvo valiente con el sexto, otro toro que se empleó mucho en el caballo y que llegó dando cabezazos violentos a la muleta. Eduardo pinchó, oyó un aviso y fue despedido con palmas.
Fueron aplaudidos los picadores Michel Bouix, en el segundo, y Efrén Acosta, en el cuarto.