CRISTINA ALONSO
MADRID (España). Puede resultar extraño, pero la verdad es que se muestra muy optimista y feliz. Juan Mora se encuentra ya en su casa, en reposo absoluto, y parece que no ha hecho mella en él el cornadón que sufrió el pasado sábado en Burgos, en el muslo derecho, precisamente la misma pierna que hace ocho meses fue brutalmente herida, en el coso jienense. «Los momentos que viví el sábado, después de la operación, mientras se me pasaba el efecto de la anestesia fueron bastante duros. Recordaba la cogida de Jaén, lo vivido este invierno, hasta que me recuperé, y no me lo podía creer. Pensé que después de aquella gravísima cogida iba a estar libre durante un tiempo, y que torearía sin interrupciones. Volverlo a vivir, ha sido increíble. Me decía para mí: ¿Pero que pasa, es que voy a ser carne de cañón? Fue una rabia inmensa lo que sentí en aquellos momentos, sin embargo la herida de dos trayectorias, aunque grave, no tuvo el alcance de la anterior, y al día siguiente me encontraba con otro ánimo».
Afortunadamente, como él mismo dice, aquello duró poco. Quizás fue su propia vitalidad la que lo logró y la que hizo que, en el coso de El Plantío, después de pinchar en dos ocasiones, entrara a matar volcándose. «Presentía que, a pesar de fallar reiteradamente con la espada, tenía el triunfo en la mano y por eso me tiré a por todas. No sé si fue la manera de arrancarme a matar o que quizás el toro no estuviera lo suficientemente humillado, no lo sé. Creo que fue cuestión de mala suerte «.
Juan describe los momentos posteriores a la cogida como de dramáticos. La cornada de Jaén flotaba en el ambiente y el peligro de que el cuerno hubiera tocado el bypass, realizado el pasado mes de octubre, hacía pensar en una tragedia más. «Fueron momentos muy intensos. Había una hemorragia importante, a consecuencia de la ruptura de varios vasos sanguíneos y hasta que no se aclaró la situación, la incertidumbre quemaba. Y eso va haciendo mella en todos. Hasta mi esposa me dijo en un primer momento que no podíamos continuar así y que me tendría que replantear todo esto. Pero le pasó como a mí. Al ver la ilusión que volvía a tener horas después, se la pasó».
Ahora le espera una importante recuperación, aunque ya no será como la vivida el pasado invierno, mientras se recuperaba de la cornada de un toro de Joaquín Barral, que le disecó la arteria femoral y le seccionó la vena femoral. El torero reconoce que pasar por esa situación le hizo recapacitar y, sobre todo, valorar mucho más su entorno, pero nunca plantearse el no volver a los ruedos. «Esos seis meses de recuperación fueron rigurosos. Mucha medicación, mucha rehabilitación y muchas ganas de continuar por lo que siempre he luchado. Tenía otra oportunidad para seguir y demostrar lo que todavía tengo por hacer. Me había salvado como persona y como torero, y tenía que aprovecharlo para escribir los capítulos que me quedan dentro del ruedo».
Por esta razón, el diestro, muy castigado por los toros en su trayectoria profesional, cree que en veinte días se encontrará prácticamente restablecido, y confía en volver a vestirse de luces a finales del presente mes.
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