‘Me quitaré el inmovilizador pronto para torear de salón’
Juan Mora, deseoso de volver a torear I ÓSCAR RUIZ ‘RUAZA’
MUNDOTORO > Madrid
‘Necesito torear, aunque sea de vez en cuando. Sentir esa imperfección, porque el toreo tiene que ser imperfecto, como el toro. Debe haber magia, improvisación; ahora parece todo un poco más estereotipado’. Juan Mora es siempre un torero personal. Incluso, desde la habitación de un hospital donde ha sido sometido a su tercera operación en un mes. El maestro extremeño atendió a Juan Ramón Romero en esta emotiva entrevista realizada en el Carrusel Taurino.
Felizmente superada la última de las tres intervenciones -muñeca derecha, y los dos hombros-, Mora cuenta la situación: ‘Ya me he levantado de la cama, pero es que me han venido todas las lesiones de golpe, sin invitarlas ni nada. Nunca he tenido ninguna lesión en más de 30 años… Hago mucho deporte, corro mucho y yo creo que es para luego quedarme más quieto en la cara del toro.
‘He toreado un par de festivales, pero infiltrado -continúa el torero- y he visto que no podía seguir así. Yo hubiera preferido hacerlo todo junto, pero era imposible, lógicamente. ¿Cómo iba a comer con los dos brazos intervenidos? me decía el médico y con razón. Me rompí el escafoides hace 25 años y ahora se ha juntado todo. Me dicen que estoy hecho un chaval y será porque torear rejuvenece, pero por dentro tengo alguna cosilla (risas)’.
En cuanto a los plazos de recuperación y de vuelta a los ruedos asegura que ‘volveré cuando yo vea. La rehabilitación la marcaré yo mismo. En pocos días me quitaré el inmovilizador y estoy deseando torear de salón. El toreo imaginario te da mucho sitio y llevo ya dos meses sin nada‘.
Una carrera larga ya la suya en la que ‘no dejo de aprender‘. Tan reflexivo como acostumbra, sus palabras van más allá de la actualidad de un torero: ‘Nuestro mayores desprendían una bonhomía en su enseñanza que aprendimos. Todos tenemos vanidad de inicio, de joven, pero luego encuentras la humildad. Cuanto más humilde eres más grande es tu paso por la vida. Hay que ahondar en esos valores del toreo, en esos deseos que van más allá de la finca y el coche. Hay que dejar una estela, ser torero dentro y fuera de la plaza para enseñarlo a la gente. El toreo no es saber, es sentir. Y a través de la palabra hacer que el toreo esté donde debe‘.