JUAN ANTONIO DE LABRA
Aguascalientes (México).Afición y raza: con estas dos armas, Julián López «El Juli» salvó la tarde en Aguascalientes, y despertó el entusiasmo del público, que parecía haberse quedado dormido al concluir la primera parte de la corrida, en la que no hubo demasiados pasajes de lucimiento. Y a partir del cuarto, cuando Fernando Ochoa cortó una meritoria oreja, la corrida tomó otro cariz y discurrió por el sendero del triunfo, hasta desembocar en una salida a hombros del madrileño, que gratificó la paciencia de la gente que acudió a verlo.
Si delante del primero de su lote se vio obligado a abreviar, pues el toro se paró demasiado pronto, en el quinto desplegó su verdadera vocación, la de ser torero, por encima de cualquier cosa, y se puso de rodillas para dar una larga cambiada en las tablas y anunciar así a lo que venía a esta plaza. Las verónica de recibo tuvieron majeza, con un toro bonito de hechuras que tenía buen fondo de nobleza. El Juli se percató que carecía de fuerza como para poder dar un juego largo en la muleta, así que sacrificó el quite, cuidó al toro, y lo demás llegó por añadidura.
Temple, colocación e inteligencia. Así fue la faena del madrileño, que poco a poco enseñó al el camino de la confianza para fundirse en pase de mucho trazo, sobre todo por el pitón izquierdo. A mitad del trasteo, la gente ya estaba completamente entrada a torería, y la «Pelea de Gallos» vino a ponerle a su labor ese toque de emoción final que terminó por hacer explotar la emoción en toda la plaza. A la hora de matar colocó media estocada en el sitio, que hizo rodar al toro sin puntilla, y a sus manos fueron a parar dos orejas, las del profesionalismo de una figura que no cree en nadie.
Fernando Ochoaprodigó entrega, también; y una primera faena pensada, ante un toro que acudía rebrincado a las telas. Sin embargo, a fuerza de ponerse donde debía, el michoacano le estructuró una faena interesante, no obstante que el viento lo estuvo molestando. A la hora de matar se volcó limpiamente sobre el morillo, y dejó una estocada entera, un tanto trasero, de la que el toro tardó en doblar, pues hubo necesidad de emplear el descabello hasta en dos ocasiones. El cuarto toro de la corrida mantuvo una buena condición desde que apareció por toriles, y aunque le faltaba rematar un poco más las embestidas, sirvió a Ochoa para hacer una faena ligada en un palmo, que le gustó mucho al público.
Los redondos, los ayudados, y diversos adornos, dieron redondez a una labor que remató de otra estocada en buen sitio, y fue así como le concedieron una valiosa oreja. Cabe mencionar que Fernando, en un gesto que le honra, brindó la muerte del toro que abrió plaza a los médicos que salvaron la vida de José Tomás, y parece que así zanjó por completo una compleja polémica que dio mucho juego en los últimos días, y de la que se deben extraer acciones positivas para la Fiesta.
El Payoestuvo a punto de cortar una oreja al sexto, de no haber fallado a espadas. En todo momento se mostró dispuesto, y apretó los muslos con valor en dos faenas recias y emotivas. El público alentó su actitud en una tarde donde volvió a enseñar que, paulatinamente, va ganando confianza y sigue con la misma ilusión de colocarse, lo más rápido posible, en la racha triunfadora del año anterior. El segundo toro de su lote, le permitió torear más acoplado y con temple, en medio de la algarabía de un público que estuvo a su favor, gracias a la entrega que desplegó a lo largo de toda su actuación.
Quinta festejo de feria, y cuarta corrida. Casi tres cuartos de entrada en tarde calurosa, con ráfagas de viento. 6 toros de Xajay, justos de presentación, disparejos en juego, salvo el 5o. que tuvo calidad y fue premiado con arrastre lento; el 6o., que fue manejable. Pesos: 480, 485, 490, 473, 478 y 480 kilos. Fernando Ochoa: Palmas y oreja. El Juli: Silencio y dos orejas. El Payo: Ovación en ambos