Se habían visto cosas, pero a la feria le faltaba la tarde grande, esa de la que todos hablan aunque pasen los meses. La gran tarde del Corpus ha sido la de hoy, con dos toreros que se reencontraron con lo mejor de su toreo y con un canditado que no deja de presentarse a las primarias con férrea voluntad. Los tres triunfaron ayudados también por la corrida más uniforme en presentación y juego de cuantas hemos visto lidiar en la feria, la de Parladé.
Los toreros recuperados fueron Joselito -en la imagen- y José Tomás, protagonistas ambos de dos actuaciones similares que bien pudieron valerle el mismo número de orejas –tres–, pero Joselito falló en su primero con la espada. Observen las coincidencias: ambos apuntaron en sus primeras actuaciones lo que vendría después, sin llegar a redondear, y ambos hicieron grandes faenas a los segundos toros de sus lotes. Pero hubo diferencias, aunque ambos coincidieron también en volver a ser los grandes toreros que son. Maticemos, por tanto.
Joselito estuvo paciente ante un primer toro que apuntó enseguida una acusada querencia a chiqueros. Esta actitud no impidió al toro tomar bien la muleta, lo que permitió a Joselito dibujar buenos muletazos al final de la faena. Fue un adelanto, un anticipo bello en la forma y que comunicaba algo de fondo. Expresaba el estado de gracia de Joselito y anunciaba una faena que, sin esa firmeza y esa seguridad de fondo, no hubiera podido resultar tan lograda y bella en la forma. La de Joselito al quinto fue la mejor faena de la tarde, por incluir toreo muy largo y profundo por los dos pitones, con circulares completísimos y templados. Obra de torero con solera, de torero consumado. Faena de las que ponen a todos de acuerdo.
Y tan de acuerdo puso a todos José Tomás en el quinto que hasta le pidieron el rabo. El premio hubiera resultado exagerado, sobre todo por lo baja que quedó la espada, pero éste es uno de los pocos peros que se le pueden poner a una faena con la que de nuevo este torero nos puso los pelos de punta. José Tomás, que ya había salido en hombros esta feria sin convencer del todo, hoy sí pisó su sitio y templó como antes.
Esta vez sí toreó despacio, esperó al toro y se lo dejó llegar cerca con impresionante quietud. Y por si el impacto no fuera suficiente, hasta resultó cogido en una de las manoletinas con las que cerró faena. La épica estaba servida y el rabo –habida cuenta del candor de esta afición– casi cortado. Sólo una estocada baja rompió el encanto. Nada que ver esta faena con la rapidita y más vulgar que hizo a su primero, donde sólo al final y sobre todo por el lado derecho afloró la calidad de su toreo.
Difícil lo tuvo Fandi en el sexto después del triunfo de estos dos, pero lo grande es que, lejos de venirse abajo, Fandi respondió con raza. Se fue a la puerta de chiqueros para esperar a un toro al que luego cuajaría con el capote para alborozo de los suyos. Siguió con un vibrante tercio de banderillas y la pena es que no pudiera aguantar el tono, porque el de Parladé protestó mucho en la muleta. En realidad, Fandi tuvo el lote menos lucido de una corrida buena en conjunto, porque su primero se agotó pronto y el torero no pudo pasar de correcto, sin bullir como de costumbre. Con todo, Fandi salvó la complicada papeleta acudiendo de nuevo a la plaza con una seria lesión de ligamentos que le va a obligar a cortar la temporada.
FOTOGRAFÍA: MAURICE BERHO.
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