La plaza de lleno hasta la bandera
Puerta Grande de Enrique Ponce y Cayetano
Miguel Ángel Perera quedó inédito con un lote imposible
Cayetano hizo el Quite de Ronda en Albacete | JAVIER ROMERO
MUNDOTORO > Albacete
Albacete se vistió un año más de solidaridad para llenar hasta la bandera uno de los festejos de más tradición del año taurino. La Corrida de ASPRONA recuperó la enjundia que tuvo siempre con un festejo con contenido en el ruedo y por una causa inmejorable. Enrique Ponce y Cayetano cortaron cinco orejas, mostrando en pleno sus tauromaquias: el valenciano se sobrepuso a las dificultades de sus oponentes para formar un auténtico alboroto, mientras que el madrileño puso encima de la mesa el aval de su reaparición con dos actuaciones muy toreras. Ninguna suerte corrió Miguel Ángel Perera, que vio como quedó prácticamente inédito con un encierro de Las Ramblas muy bien presentado aunque de juego a menos.
El cuarto fue perfecto de hechuras, bajo, acapachado y con mucho cuello pero le faltó un punto de transmisión que le puso el torero de Chiva. Poco a poco, Ponce le ganó la partida hasta llegar a formarle un auténtico alboroto. No fue fácil superar la sosería de su oponente pero el torero le pulseó la embestida y le corrió la mano, llegando incluso hasta a ponerse de rodillas en el tramo final. Paseó dos orejas después de dejar una estocada un punto trasera. Ponce convenció al primero de Las Ramblas, pelín alto, cuajado y serio, de que tenía que embestir. La calidad se sobrepuso a la falta de fuerza del astado que condicionó la faena del valenciano en la que destacó el juego de alturas y el temple. Una gran estocada fue el colofón de una bella faena por la que paseó el primer trofeo de la tarde.
La clase y la raza la puso Cayetano con el tercero, un toro alto, de poco cuello y con el desarrollo de pitón hacia delante, que desplegó complicaciones en la muleta. Lo mejor de su actuación fue el quite por tafalleras con el capote y el inicio con la muleta apoyado en las tablas para después continuar de rodillas cuando instrumentó un molinete muy comprometido que metió al público en la faena. Cayetano no se rindió a pesar del oponente y destacó su actitud para sobreponerse a las dificultades. Dejó una estocada entera, volcandose entre los pitones, pero tuvo que usar el descabello en dos ocasiones. Oreja.
El que cerró la tarde fue el más cuajado y ofensivo del encierro de Las Ramblas. Cayetano lo recibió con una larga de rodillas y le siguió el quite de Ronda, una larga de pie a la que siguieron varias gaoneras. La faena del madrileño fue de entrega total: comenzó por estatuarios para rematar con un torerísimo pase del desprecio. El toro quiso rajarse en el mismo momento en el que se sintió con la pelea ganada, pero el torero tiró de entrega para ganarla. Mató de una estocada de buena colocación y ejecución. Acompañó a Ponce por la Puerta Grande tras cortar otra oreja.
Perera saludó al segundo con un largo y variado recibo capotero, alternando verónicas y chicuelinas, hasta la boca de riego. Lo dejó crudo en el caballo para volver a otro comienzo explosivo esta vez con la muleta. Se arrancó el toro con brío hasta los medios, donde el extremeño lo esperó para darle un ajustadísimo cambiado por la espalda. Esa primera tanda fue todo lo que tuvo el toro antes de rajarse. Perera optó por la cercanía para exprimirlo antes de dejarle una estocada casi entera a toro parado. El quinto fue devuelto en el tercer par de banderillas por su manifiesta falta de fuerza. El sobrero, del hierro titular, tampoco tuvo suerte porque en el primer muletazo se descoordinó por lo que Perera estuvo obligado a abreviar.
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