Por muchos años, las figuras del toreo de México y España solicitaban matar la de Javier Garfias de manera especial en los años sesenta y setenta. Todavía en los ochenta pero, de manera lamentable, la década pasada este encaste ha venido mucho menos y prueba de ello es que la corrida de hoy no la han matado figuras del toreo. Lo han hecho toreros interesantes, pero no han logrado meter la gente a la plaza.
Rafael Ortega, el de Apizaco, Tlaxcala, nuevamente ha mostrado su gran e inquebrantable voluntad, sin lograr triunfar como por lo general lo hace. Se mostró muy vistoso en el segundo tercio y con la muleta sus astados, débiles y sosos en su mayoría, impidieron un mayor lucimiento. Lástima, pues Ortega y la México son sinónimo de triunfo y hoy no fue la historia, todo quedó en una muy ovacionada tarde.
El de Mora de Toledo, Eugenio, nos deleitó con los momentos de mayor relieve artístico durante el segundo de la tarde, cuidando a un muy débil Garfias, sólo que éste era de José Garfias y entró sustituyendo a uno de los titulares que fue rechazado en el reconocimiento. Se pudo ver el arte del castellano, que ha dejado la miel en el paladar de los conocedores pero, lamentablemente, de lo bueno hubo poco, pues el toro se apagó pronto. En su segundo, un complicado toro con el que se ha justificado de sobra, nuevamente saludó desde el tercio, como en su primero. Reiterarlo, el de Mora lució sin materia prima.
Antonio Bricio representaba para el público capitalino una nueva esperanza de que un joven matador nacional se convirtiera en imán de taquilla, en una figura a seguir. Máxime después de que los triunfos del tapatío en plazas de poca importancia en España, fueron muy publicitados aquí. Sin embargo, poco ha dejado a los aficionados la actuación de éste torero. La evolución que han mostrado otros diestros mexicanos durante sus periplos hispanos no se ha notado en Bricio, quien mostró poca firmeza a lo largo de la tarde y, seguramente, a no ser que sus impulsores quieran seguir tirando el dinero, me parece que de manera lamentable, éste diestro pasará a la historia con más pena que gloria.
Sigue siendo, desde mi perspectiva, un grave problema la escasez de bravura y trapío que se ha presentado en la actual temporada de la plaza más grande del mundo. Estos dos factores se extrañan y, a no ser por algunas excepciones como la de Rancho Seco o algunos toros de Vistahermosa, estas dos cualidades han escaseado de manera muy lamentable. No olvidemos que sin ellas la fiesta pierde su esencia, esencia que no puede dejar de existir.