El 8 de mayo del año 2000, con José Luis Moreno, Domingo Valderrama y el albaceteño Samuel López en el cartel, se lidió en La Real Maestranza de Sevilla la última corrida del comúnmente conocido como ‘Lunes de Resaca’, uno de los festejos más tradicionales del abono hispalense que ponía punto y final a dos semanas de toros en la capital andaluza, un día después de haberse apagado los farolillos del Real de la Feria.
Con la llegada del nuevo siglo este día dejó de ser festivo en Sevilla, que vio cómo a partir de la temporada 2001 la Feria de Abril consumiría su último episodio taurino cada Domingo de Farolillos, con la clásica corrida de Miura. Tan habitual en el abono a partir de los 80 como los toros de Zahariche eran los ‘pedrajas’ que en El Toruño criaba María Luisa Domínguez Pérez de Vargas, cuya presencia en el coso de El Baratillo está irremediablemente ligada a esa fecha ya desaparecida.
Toro de reminiscencias ibarreñas en su conformación y conducta, la familia Guardiola limó y moldeó los tradicionales defectos de este encaste, aportando a su comportamiento mayor dosis de nobleza y recorrido, pues los ‘Pedrajas’ se caracterizaron siempre por su explosiva salida al ruedo y su llamativo desgaste en el tercio de varas, que a menudo tomaban desde considerable distancia, pero en el último tercio su embestida se tornaba más arisca y brusca, con el vicio añadido de no acabar de humillar.
Fue Juan Guardiola quien, vistos los resultados de las últimas novilladas y corridas lidiadas, se animó a anunciar sus toros en la Feria de Abril. Su primer gran éxito acontece el 3 de mayo de 1982 con el toro ‘Guitarrero’ con el que José Antonio Campuzano abre la Puerta del Príncipe. Pepe Luis Vargas en 1983 y Emilio Oliva en el 85 -faena a la que corresponden las imágenes que complementan este texto- inmortalizan en el albero sevillano a ‘Cartujano’ y ‘Campano’ respectivamente, mientras que en el 88 es Tomás Campuzano quien triunfa con el célebre ‘Topinero’, posiblemente el toro más recordado de esta etapa.
En la siguiente década destaca el juego de ‘Calcetero’ en 1996, con el que Manili consigue uno de sus últimos éxitos. Chamaco y Vicente Bejarano serán los últimos en triunfar con los ‘pedrajas’ el último día de cada feria, en festejos que eran retransmitidos a menudo por Televisión Española. En esta década el juego de los toros de Doña María Luisa, que falleció en 1993, se torna más irregular, de tal modo que su última aparición en La Maestranza en el citado año 2000, coincidió con el inicio del declive y la paulatina exclusión de las ferias de una ganadería con carácter y personalidad, que gozó en su tiempo de gran predicamento entre los aficionados.