Un novillero no es Rosa de España, ni el Bisbalni el Bustamante. Los mismos que lagrimean a todas horas cuando el andamista obrero Bustamante recuerda que trabajó en el andamio, son incapaces de alentar un triunfo a un novillero. Les dan a éstos una Operación Triunfo y los de siempre se ponen a verles los defectos, a enjuiciar a la contra. Eso no quiere decir que Martín Quintana y Luis Rubias bordasen el toreo. Muy enjuiciados los novillos, algunos por terciados, otros por blandos, la pagaron los nobeles. Todos no, uno sacó casta, fibra, buenas maneras y se inventó un triunfo remontando a los bronquistas: Matías Tejela.
Matías Tejela no se ha bajado del andamio, pero casi. Seguramente que en su casa sobran menos euros que en la de nuestra Rosa de España (qué espanto lo de Europe’s Living a Celebration) y en la del rizitos Bisbal Seguro que le ha costado sudores abrirse paso, pero Matías no canta. No sólo no cantó sino que cambió la cara de una arde gris a base de raza, fibra, valentía, buenas maneras y buen concepto del toreo. Vamos que, sin el cuento del andamio, metió a todos en faena.
Un burraco de embestida corta, descastada y rebrincada sirvió para ver su buen manejo del capote, apuntado en su juego de brazos, su variedad (tapatías, antes un quite por tafalleras) y un concepto del toreo muy notable: enganchar las embestidas y ligar. No le dejó el novillo, pero él jamás se arrugó. Se despeñaba la tarde entre la autopromoción chillona de la Rosa de siempre (y dale con lo de la autoridaddddddd) y el aburrimiento, cuando recibió al vareado sexto de hinojos, y así inició faena. Novillo flojo, rebrincado, mejor en el primer pase dándole sitio, pero sólo por pura inercia. Su construcción, agalgada y flaca y su falta de fuerza, le hicieron moverse poco y rebrincado. Paciente y firme, Matías puso lo que faltaba y levantó la tarde. No hubo limpieza, pero si emoción y entrega. Torero a tener en cuenta .
Lote manejable pareció el de Martín Quintana, pero matizable al estar en Madrid: el primero era lavado de cara y flaconcete, escaso de fuerza, y no le hicieron mucho caso. El cuarto, con más cuajo, la tomaba cuando le sometía por abajo y lo hizo bien en dos tandas con la derecha, pero tampoco le hicieron caso. No es que estuviera cumbre el novillero, pero no se le olvidó la letra, como a la Rosa de todas nuestras Españas….así está el país.
Al ir por libre, sin someter, el sobrero de Navalrosal mandó en la muleta de un voluntarioso Luis Rubias que puso afán pero menos acierto. Hubo dos tandas meritorias al quinto, que pidió distancia corta para embestir luego de forma reiterada pero sin entrega. La misma entrega que les falta a los de siempre: tienen 34 tardes para manifestarse de forma libre. Tienen suerte, es éste un país libre y de lágrima fácil con los desfavorecidos y hasta con los feos/feas como la Bety televisiva. A los toreros, caña, que son unos birlongos y se lo llevan.